Encuentro

PALABRAS,SILENCIOS,AMORES, COMBATES, TRIUNFOS Y DERROTAS, NOSTALGIAS, AUSENCIAS.
DE FLORES Y BALAS COMO LA VIDA.
Poética existencia. Vida poética.

martes, 29 de noviembre de 2022

El Magosto

  Una tradición con el aroma de Galicia

                                                             (Fotografía: Andrés Castillo)

El otoño tiene olor a castañas a vino y tradición.

El magosto es una festividad muy arraigada en distintos pueblos de Galicia, manifestación que gira alrededor de la cosecha y el cultivo de la castaña, donde el compartir de la comunidad, la gastronomía, la devoción y la fiesta se juntan en torno al aroma que sale de las brasas.

Magosto se manifiesta como: «hoguera para asar castañas». Magnus Ustus, palabra procedente del latín, gran fuego. 

Como casi todas las tradiciones gira alrededor de la valoración a la naturaleza, la fe y la fiesta colectiva, al igual que la vendimia, el magosto se compone esencialmente de la participación de las comunidades, originalmente la gente de los campos peregrinaba al monte en procesión para recoger el fruto del castaño y en torno a una hoguera solían asarla para dar gracias por la cosecha y así celebrar la llegada del otoño y su rubores, en torno al fuego surgía la  amistad, el traspaso de la cultura oral de los maestros a sus discípulos, de los mayores a los más jóvenes, con ello las historias, el juego, la broma y las ocurrencias que terminaban siempre con algún refrán y su filosofía popular, este caminaría por el tiempo llevando la vida que hace vivo a los pueblos: la tradición.

Solo la tradición sabe bien de donde vienen nuestros pasos, en donde nos hallamos y cuál ha de ser el camino que debemos seguir para no traicionar lo que se ha caminado como generación. La tradición es esencialmente memoria e identidad colectiva, es la tierra que hacemos orgánica, prefigura el futuro y hace que comprendamos con clara certeza el presente.

Esta bonita festividad tiene relación con el Samahin, antigua celebración celta y que en Galicia tiene arraigo ancestral, originalmente conmemoraba el fuego, el fin de las cosechas y la llegada del invierno, el tributo a los ancestros al llegar el último día de octubre, luego la religión católica la emparentaba con la celebración de todos los muertos y de los santos.

Una celebración que convoca a vivos y muertos

El 31 de octubre se celebra el Samahin, el 1 de noviembre el [Día de todos los Santos] y el 11 de noviembre la festividad de [San Martiño], es justo en esta época cuando las castañas empiezan a caer de los árboles y se almacena para llenar posteriormente el ambiente con su inconfundible aroma, el humo y el jolgorio avanzan con buen ritmo a llenar de festividad todas las comarcas gallegas.

Es la tradición del magosto una fiesta de origen pagano, hay quienes hablan que llegó a Galicia con los romanos o este preserva una raíz celta, aunque es bien sabido que el árbol del castaño es originario de Galicia y su cultivo ha estado presente desde siempre en sus comunidades, siendo el alimento más popular antes de la siembra del maíz y la papa procedentes de América. 

El día de San Martiño es la conmemoración religiosa que respalda la festividad. 

Llega el otoño y las primeras castañas que colman los suelos al caer del árbol se le llama «As do engazo» luego será recogida con el implemento de labor el «engazo», una especie de rastrillo utilizado para tal tarea, la castaña se desprende de su erizo y lo que ha madurado es el fruto propiamente pero no su semilla, es esta la castaña, su maduración se produce posteriormente a la del fruto, la recolección se hace durante todo el mes de octubre.

                                                                     (Fotografía: Andrés Castillo)    

La festividad en torno a la castaña se celebra en todos los pueblos de la tierra gallega, aunque es en la comunidad de Lugo y Ourense, donde predominan los soutos [bosques de castaños], en el mítico paseo de Alameda y en la entrada de la zona monumental al cruzar porta faxeiras, en Santiago de Compostela, puedes encontrar la pintoresca locomotora de Manuel Prieto que lleva ya cincuenta y tres años llenando de olor a castañas las rúas más concurridas de la capital gallega.

El aroma que brota de las fugueiras (recipientes, tambores metálicos dispuestos para el asado de la castaña) va impregnando todo el ambiente gallego al llegar el fin de octubre y durante las primeras semanas de noviembre, de ahí que sea común ver en distintos barrios y poblados el humo oloroso a rito y tradición.

El magosto es un emblema de la tradición en Galicia, aunque también podemos hallarla en otras zonas de España como: Cantabria, Zamora, Salamanca, Asturias y Canarias.

Para acompañar esta festividad no falta el vino tinto, la buena conversa, la risa y el correteo de los más pequeños entre los árboles, el sonido de la gaita gallega anuncia la hora de danzar con alegría compartida y es entonces cuando se escucha dentro de las fugueiras el estallido de la castaña. 

«Ay magosto, ay magosto,

donde hay mozas y mozos

hay magosto».

(Del refranero)

La gente espera a que las castañas estoupe [estalle] dentro de los tambores ardiendo por el fuego, para comenzar ahora sí a saborear lo esperado, colocando los castaños asados dentro de cucuruchos elaborados en papel periódico o también sobre cestas de fibra natural, en algunas comunidades aprovechan el fuego para asar sardinas, las castañas se pueden acompañar con habas, chorizo y mojadas en leche o en vino.

Para el magosto y la castaña estos versos que entregamos:

                                       Con castaña y devoción/ Suena la gaita gallega

                                                Para el tiempo del otoño/Se calientan las hogueras

                                                Vamos todos al Magosto/A compartir un buen vino

                                                Que siga la tradición/No olvidemos el camino. 

Si el otoño y su colorido es una de las épocas más lindas del año en Galicia, el magosto y su aroma saben cómo nadie acompañar muy bien la tradición: 

Ya lo dice el refrán gallego: 

"Por San Martiño faise o magosto, con castañas asadas e viño ou mosto"

«El Magosto se hace para San Martiño, con castañas asadas y vino o mosto»


*Andrés Castillo

Doctor en Patrimonio Cultural. Poeta. Escritor. 

Profesor Universitario.

castillete7@gmail.com


sábado, 26 de noviembre de 2022

CANCIÓN SILVESTRE

 para volver a cantar. 

Andrés Castillo

A Marcos Ana, Alí Primera, Héctor Hidalgo Quero, Hugo Fernández Oviol, Paulo Freire, Fruto Vivas, Facundo Cabral, Roberto Fernández Retamar, Alberto Cortez, Pablo Milanés. A todos los maestros de cantos infinitos.
 

 

«Hay lágrimas que tienen estatura de estrellas indomables

y es de acero o de roble su ternura».

Marcos Ana

Pintura de Héctor Hidalgo Quero


La biblioteca habla conmigo y trae las palabras del tiempo arropadas por las huellas del cariño, de lo cierto, del tránsito poéticamente vivido, una estrella reposa en mi tristeza con su luz de lágrima doliente.

No hay ausencia cuando es verdad el canto y su latido.

Ahora las melodías de un sueño, la insistente caricia de la lluvia sobre el reseco tiempo, la huella extendida, mi árbol y yo, el clavel rojo naciendo en la memoria posándose en los cuadros, en las carátulas de los discos, ahora canta un ave en el patio y se iluminan de luciérnagas los nuevos nidos.

Cantos, versos y desvelos.

La verdad es una idea que recorre las guitarras, que anda jubilosa entre los afiches y folletos, coloreando banderas, franelas, lienzos y silencios, la verdad es un libro con todos sus abrazos, la borra del café durmiendo sus aromas en la mecedora tejida con la piel de las mazorcas de mi pueblo.

Yo vengo de ahí, de un aula abierta bajo los bucares, elevando papagayos de esperanza, atento a las lecciones de la generación de los maestros, los que extendían sus manos y liberaban el eco de sus voces para dejarnos el testigo del mundo porvenir, el que no fue cosechado, pero que de tanto labrarlo florecía bello, inmenso, sublime, alimento vital para este tiempo donde la lluvia se aleja tristona, muy lejos de los huertos nobles. El sol germinador se esconde en el bullicio sin verdad, sin entrega, sin inquietud, ni preguntas, ajenos al asombro de un poema en los cuadernos, de una voz en los caminos, de un disparo guerrillero en la quebrada del delirio.

Pero es este nuestro tiempo y hay que olvidar las falsas razones, hacer caso al sueño terco repetido, al cariño, al arrullo que inventa justo todos los cantíos.

Cansado va el camino buscando nobles pasos, sin hallar los valientes peregrinos.


Una generación nos anunciaba la ruta hacia la estrella nueva, hacia la luna enamorada de mares y gaviotas, de pan y justicia, unicornios, caracolas, alboradas, estrellas azules, mieles y escuelas.

Una generación abría los portones de las casas, brotaban los cantos, florecían las guitarras y era de verdad la muerte entregada, la vida salvada, la lucha toda liberada y el cantarino anhelo de tocar con la voz el cielo compañero.

Yo vengo de aquellos ecos, de aquellas voces que alumbraban la soledad oscura de los desiertos.

Maestros. discípulos. La continuidad es la razón del empeño.

Una generación se nos fue, se va, se queda en la esperanza cierta de seguir la huella que sabía inventar en cada intento sus nuevos comienzos.

Y sigue aquí el eco de la canción silvestre que anda todavía poblando nuestros áridos senderos.


Canción silvestre

La lluvia ya se anuncia
en el canturreo festivo
de las chicharras.
La canción
despierta sus latidos
para anunciar su eterno nacimiento.
Una generación avanza
lanzando semillas
al surco invisible del silencio.
Y crecieron aves
pájaros con su canto púrpura
alas de azulito cielo.
Y todo fue vivido.
Los maestros entregando el testigo

¿Estarán atentos los discípulos?
¿Sabrán por qué del cantar y el sendero?

El rumor del tiempo ya se cuela
en la canción silvestre de esta hora
llega para sacudir los árboles
para despertar la brisa
que se queda dormida entre las ramas.
De ahí vienen mis pasos
de un largo camino
semilla que canta su flor y rocío
silvestre canción sin alas de olvido.

Gracias maestros.

Nos separan unas horas, un olvido, un torpe silencio y la orfandad del nuevo camino.

Para luchar contra la injusticia, contra la tristeza y la soledad no hay edad, somos el mismo disparo, el mismo canto, la misma razón naciendo.
Siempre naciendo.  


Andrés Castillo

sábado, 19 de noviembre de 2022

Alrededor de tu huella


Dice la noticia que el mundo
ha llegado a los 8 mil millones de habitantes.
Tantos corazones
ojos y pasiones regadas por un mágico planeta
a punto del suicidio.
Multitud de universos ardientes y fugaces
seres para deleitarse en sus infinitos senderos
espléndidos, risueños, luminosos, agrestes o dantescos.
Es formidable el horizonte de manos, tendones, piel y besos 
que el siglo XXI, tecnológico y veloz
nos deja como reto para ir hasta su encuentro.
            Alrededor de tu huella 
            siembra mi vida la razón del regreso.
Hay que ver que el amor es terco
con tanta gente desparramada por el globo terráqueo
yo sigo acurrucado en ti como el primer neandertal
danzando mi sueño alrededor de tu fuego.
Oculto y feliz
en la tibia caverna de tu cuerpo.


Poema de Andrés Castillo

viernes, 11 de noviembre de 2022

Como a una ciudad

 


Puedo besarte de un lado a otro del boulevard, bajo la sombra de sus arboledas, justo al frente de las puertas de los viejos edificios estilo años cincuenta.

Te recorro con inquieta alevosía por los oscuros callejones donde la puñalada es una canción que sale de los bares hiriéndome de amor y de nostalgia.

Te beso y la memoria es también la de una ciudad que ya se ha muerto, que apenas si la encuentro en los poemas de sus viejos amantes, en la ráfaga de nubes que van buscando sitio alrededor de la montaña.

Te beso otra vez como quien camina sin rumbo de un lado a otro, ensimismado me deleito en cada estancia que me abre sus puertas, como tú, la piel de tu silueta. 

Aquella ciudad donde nos conocimos, se ha ido, pero vive el beso oloroso a “chaguarma” y “cerveza negra” con su erótica fragancia, la de dos muchachos sonrientes que sabían de memoria cada lugar donde el amor dejaba olvidada sus ropas color a madrugada.

Bésame tú, ahora, completo sin tardanza, que nada quede sin besar en las aceras de mi cuadra, te espero feliz, empieza flaca, bésame en todos los murales, en la plaza cubierta y en la tierra de nadie, bésame Caracas adentro, sigue la ruta del sonido con sus guaracheros, que tiemble el bullicio, que la enorme montaña, erizada por tu boca nos lleve entre sus caminos al origen del mar, al otro lado del delirio, que ya Reverón sabe bien como es la hermosa locura de amar, de soñar y de nunca dejar de ser uno mismo.

a Tibi.


De Andrés Castillo

2022

lunes, 31 de octubre de 2022

Esa estrella de octubre



En alguna parte andarás naciendo de nuevo compañero.

Este mundo está jodido, peor que ayer, pero seguimos tu intento
a pesar del lodo que cubre el sendero.

No hemos sido mejores
cada quien que mire el rastro que deja la piedra lanzada
esa que también ha servido para derribar el sueño de los otros
la misma que levanta muros al colectivo empeño.

Y no bastaron las guitarras ni los cantos ni los sueños.

Y se extiende el tiempo, el dolor, la espera y el miedo,
me aterra pensar “carajo” que no venceremos.

Soy tal vez un pesimista
pero la resonancia de tu canto me sacude siempre
y otra vez al camino me invitas compañero
a soñar que si es posible
sembrar en seco, cuidar el huerto de lo perpetuo.

La realidad entre luces y sombras
puede ser transformada cual arcilla en las manos artesanas
que al hacer se rehace, al crear se encuentra.

La desesperanza es la peor oscurana
y tu canción sabe bien de luceros, soles y alboradas.

Seguimos aquí combatiendo
contra nosotros mismos, contra la multitud,
delante de lo incierto
contra los ruidos nuevos porque la ruta no se acaba
y siempre brota de tu canto a lo lejos
un sol colorado, viento del este, una razón y mil vuelos.
Rafael Alberti el poeta del mar, del irrompible anhelo
escribía una vez para el Che su verso gigante, justo, puntual.

Ahora tomo la certidumbre de su mirada bajo el cielo nublado de su tiempo
para decirte Alí, hoy, desde aquí, desde el nuestro, tan movedizo,
fragmentado, enmarañado y falaz:

"Te conocí de niño…
No te vi más hasta que supe un día
que eras esa estrella
que hay que mirar a cada instante
para saber en dónde nos hallamos"



Poema de Andrés Castillo
31 de octubre de2022

lunes, 3 de octubre de 2022

Retazos de inmensidad o la poética viviente del patrimonio cultural


Campanas
Palabras/patrimonios
Serie III

Por Andrés Castillo*

«Un patrimonio que evoca una capacidad potencial de producción de significados, unas veces explícitos y vivos y en otras ocasiones latentes o entumecidos en las brumas del olvido».

Ignacio González - Varas I

Fotografía: Andrés Castillo



Un viejo papel oculto en los cajones de la abuela, las fotos de sus hermanos con el traje antiguo, los mismos que alguna vez usaron para defender la patria asediada por tropas extrañas. Un relicario finamente elaborado con la corteza de un árbol ya extinto. El recuerdo de sus cantos, los mismos con los que solía limpiar el fogón y las tristezas adobando con sus cuentos la vida de otra época.

Al salir de la vieja casona aún en pie, hay una calle que conserva en resistencia el tierno color de la infancia, sus aromas y los juegos perdidos con los que una generación soñaba bajo el sol del atardecer al margen del destino. El viejo paredón de la escuela. La torre de la iglesia.

La plaza y sus cayenas. La bodega con sus puertas de madera raídas, el santo del pueblo, el baile de la tierra nuestra.

Un cuatro en una esquina pone a volar en el viento los versos de los poetas, los que ya partieron y otros que con coraje todavía defienden del olvido el alma de su suelo. Y se avivan los cantos peregrinos, en sus notas persisten los nombres de antaños pescadores, labriegos, campesinos, de mujeres que con sus manos anunciaban el parto de los dulces caseros, de las hijas, de los hijos, de mil vasijas de barro y de las sillas tejidas con la fibra generosa del maíz o del moriche. Parteras del tiempo por venir, esperanzado en la seguridad de sus manos. Lavanderas, artesanas, madres de la brisa, del sol y las estrellas, mujeres multicolores con cien mil canciones de arrullo para que la vida siga cual perpetuo murmullo.

Una antigua estatua tal vez fracturada oculta en la maleza, el último trazo con la espada del héroe que brota de la pintura ingenua de un aldeano rechazado por los circuitos culturales oficiales.

El viejo cuentacuentos, el titiritero, la amorosa muñequera y el olvidado payaso, los mismos que en tertulia en todo tiempo han regalado en rodajas de suaves panecitos sus nobles corazones con estambre remendados.

De la torre de la capilla una campana va llamando a la fiesta patronal y cada jornalero mostrando en la plaza sus bestias amigas, compañeras del olvido: la yunta de buey con el pan de los hijos.

En una esquina un viajero inquieto escribe en su cuaderno los cuentos de los viejos, para que no se pierdan las mansas leyendas, palabras, refranes y sabias ocurrencias. Las crónicas del pueblo, historias de la gente que forjan vida y sueño al pie de los recuerdos. En otras palabras, sus voces quedarán para que no se olvide esa cultura oral que en palabreo y tertulia con buena letra trazan con sus gestos y saberes desde tiempos distantes.

Un cuento, un poema, la novela que nos lee, la décima que enumera, la vieja canción de cuna, el himno en el patio de la escuela y el libro donde la patria habita infinita.

Y también los rieles de un tren perdido con el viejo vagón, un edificio histórico, los monumentos, las estatuas, obras de arte, documentos, cárceles, hospitales, panteones y mil obras para dejar constancia de la huella, la idea y la tenacidad humana.

En el seno de las tradiciones aprendemos desde siempre la razón de nuestro nombre. La cultura está en lo que decimos, en lo que cantamos, en lo que callamos, en lo que rezamos, en lo que negamos.

Lejos del pueblo y de la ciudad una cruz dormida recuerda el andar de los que ahora descansan bajo tierra, una lápida con una leyenda escrita retiene fechas y nombres, un cementerio arcaico nos señala que la muerte como la vida también tiene su espacio.

El patrimonio es la memoria que nos cuenta, que dice del ayer para sabernos en la vida de hoy. Somos memoria, canto repetido, palabras desparramadas en todos los caminos, somos memoria, razón de vida y tiempo extendido.

Son estas palabras apenas los retazos de la inmensidad que nos conforma, quizá viven ignorados por los pasos del presente, pero existen, persisten, combaten, cuentan su latido y siguen con la terca caricia en perenne resistencia, con el noble afán de ser caminos.

El patrimonio cultural es esencialmente poética viviente, palabra que nos llega del pasado y extiende nuevos caminos en diversos lenguajes hacia el porvenir.

Ya lo decía el poeta Andrés Eloy Blanco: «Nacimos en una tierra de mística telúrica, donde no es posible separar las andanzas del ser de las andanzas del suelo».

Patrimonio vivo, tatuaje de siglos, canción en la piel, sangre y corazón en los caminos.

Conozcamos nuestro patrimonio. Busquémoslo, salvaguardemos su simiente.


ANDRÉS CASTILLO
Octubre 2022

lunes, 5 de septiembre de 2022

DUODECIMA DE LOS SANTOS de Paúl Arteaga

CAMPANAS
Palabras/Patrimonios
Serie II

Paúl Arteaga (Patrimonio inmaterial del estado Falcón. Municipio Federación)


Tres santas y tres santos salieron a caminar

Nuestra señora de Lourdes se nos quedó en Guarabal

La otra no podía más porque iba cansadita

Nuestra Señora de la Paz se nos quedó en las Playitas

Yo como no soy baquiano yo me quedo por ahí

Nuestra Señora de Santa Ana se nos ha quedao en Tupí

Los otros tres santos agarraron otra vía

Nuestro Patrón San José se nos quedó en Campo Elías

El otro Santo siguió, él no tomaba cocuy

Nuestro Patrón San Marcos se nos ha quedao en Suruy

El otro siguió solo el más allegado a Dios

Nuestro Patrón San Antonio se nos quedó en el Reloj.

(Esta es una vieja forma de ligar los versos como en las antiguas estrofas castellanas, usadas por Cervantes o el Marqués de Santillana, bajo un esquema distinto y con la fórmula: abab abab abab)

Paul Arteaga, cultor de la literatura oral falconiana, autodidacta, desaparecido físicamente. La cultivó cubriéndola con su propio estilo y con la cadencia de la sierra del estado Falcón, dándole su propio perfil para llevarla y adaptarla a su música, rítmica y sentir. (Aquí se nombran santos y santas de pueblos del estado Falcon Municipio Federación)

Esta entrada forma parte de un trabajo especial que estaré publicando en este blog, de algunas entrevistas realizadas a mi tío Paul Arteaga, entre los años 1994 y 2007, cultor popular falconiano. Cuidemos el Patrimonio.

(Paúl Arteaga) Fotografía: Andrés Castillo

(Paúl Arteaga y Andrés Castillo)

Investigación, compilación y difusión: Andrés Castillo


lunes, 25 de abril de 2022

Grândola Vila Morena y la Revolución de los Claveles

Por Andrés Castillo

                  A 50 años de ser cantada por vez primera Grândola” en Compostela.

 (Cantor: José "Zeca" Afonso)

Al cantor José "Zeca" Afonso. 
 Por su música, voz y trayectoria.
Pionero y creador de un canto poético, 
amoroso, bucólico, militante. 
Desde Portugal nos entregó su canción contra el fascismo, 
el colonialismo y la soledad.


Hace 48 años de la Revolución de los Claveles

El 25 de abril de 1974 se consolidó como uno de los momentos políticos y culturales más importantes de todo el siglo XX.

Apoyado en una canción que, al igual que la conocida: Bella Ciao, himno contra el fascismo, principalmente en Italia, Grândola, Vila Morena se convertiría en un canto para la victoria del pueblo portugués contra la dictadura más longeva de Europa, 48 años de despóticos mandatos, desde 1926 hasta la madrugada de 1974.

En el centro de su capital, Lisboa, un grupo de militares disidentes acompañados por dos canciones y cientos de claveles rojos abrían el camino definitivo para lo que sería el derrocamiento de la dictadura instaurada por Antonio de Oliveira Salazar, quien gobernó hasta 1968, falleciendo víctima de un derrame cerebral producto de una torpe caída. Le reemplazaría en el poder con igual rudeza, Marcelo Caetano, completando así, casi cinco décadas de ignominias contra el pueblo de Portugal.

El lema inicial con el que se identificó a la dictadura: “Dios, Patria y Familia” junto al de “Estado Novo” fueron sustituidos definitivamente por el de “salazarismo”, gobierno que se convertiría en el último bastión colonial europeo en el continente africano, con incidencia en Angola, Mozambique, Guinea-Bissau, pueblos que, en décadas de rebeldía y dignidad, arrinconaban con sus luchas de liberación al régimen portugués.

La Revolución de los Claveles

El levantamiento militar iniciado al caer la noche del 25 de abril, tuvo repercusión internacional, marcando la vida de varias generaciones a lo largo y ancho del mundo, fue conocido de forma fortuita producto de un gesto ingenuo, como La revolución de los claveles, accionar colectivo guiado y alimentado desde la sensibilidad poética y militante por una hermosa canción de la autoría del reconocido cantor portugués José “Zeca” Afonso (1929-1987), quien con una trayectoria cultural importante, una discografía fecunda y meritoria en el canto de conciencia y militancia, proporcionó con su canción la fuerza definitiva que inspiró a todo un movimiento de gran trascendencia, por su carga política, cultural y anticolonialista, elevando la bandera de la paz, la fraternidad y el colorido de rojos claveles. Grândola, Vila Morena, salía a la calle a triunfar junto a su pueblo, aquella madrugada de 1974 en Lisboa.


De Santiago de Compostela, hace 50 años, partió "Grândola, Vila Morena" hacia Portugal

«El sediento viajero que el camino atraviesa,
humedece los labios en la linfa serena
del arroyo que el árbol con sus ramas sombrea,
y dichoso se olvida de la fuente ya seca».
Rosalía de Castro

Muchos quizá desconozcan que fue en el centro del antiguo parador turístico conocido como Burgo das Nacións, en la bella ciudad de Santiago de Compostela, Galicia. Donde su autor cantó por vez primera: Grândola, Vila Morena, frente a un público masivo, sin imaginarse la repercusión que tendría su canción, hasta ese día, casi desconocida.

Esa noche en Santiago de Compostela la cálida hospitalidad de jóvenes estudiantes, profesores y soñadores, hacían contraste al frío, a la llovizna perpetua de la vieja e histórica ciudad de calles empedradas, camelias, gaita y peregrinos. Galicia, la tierra de la poeta Rosalía de Castro, la de Castelao y Ramón del Valle Inclán, la misma donde un joven Federico García Lorca se deslumbró: «Agua de mañana antigua, temblando en mi corazón». Una canción de fraternidad compuesta en 1964, para honrar las luchas de un pequeño pueblo de Portugal, ubicado en el municipio del Distrito de Setúbal, en la región del Alentejo, fue grabada por su autor en 1971, pero sin ninguna repercusión hasta esa noche del 10 de mayo de 1972, en Santiago de Compostela, se cumplirán en poco días, 50 años del  inolvidable evento.

«Grândola es una pequeña ciudad del Alentejo donde una buena parte de la población ocultaba mal su rechazo al salazarismo y sus simpatías hacia el clandestino Partido Comunista, dirigido desde el exilio por Álvaro Cunhal. La canción ensalzaba la fraternidad entre la gente y la autoridad que allí ejercía el pueblo. Su autor e intérprete, José Afonso, "Zeca", era admirado tanto por la calidad de sus melodías como por los mensajes de protesta incluidos en sus letras»


¡El poder de la canción! cuando es verdadera y busca al pueblo

Era un tiempo muy distinto para el canto de conciencia y rebeldía contra viejos patrones establecidos.

Década de sueños compartidos, con raíces profundas en el pensamiento filosófico y político de vanguardia, de nobleza, coherencias y de esperanzas por un mundo mejor. Tiempo de canciones, tanto en Europa como en América Latina, muy lejos de las falsas noticias o fake news y de las ruidosas banalidades, de la mediática adormecedora de este tiempo.

Época que conservaba aún el aroma y la pureza de la vida pueblerina, de las tardes universitarias vestidas de justos ideales, de los poemas leídos en la colectiva faena de soñar lo imposible.

El cantor José “Zeca” Afonso había sido invitado por la pasión del también cantor galego Benedicto García Vilar, precursor de la Nova Canción Galega y Voces Ceibes, y por la Universidad de Santiago de Compostela, para dar unos conciertos en tres regiones de Galicia: Ourense, Lugo y Santiago, las letras a ser interpretadas tendrían que vencer la censura de entonces, también España estaba bajo la dictadura y en Galicia los estudiantes protagonizaban revueltas cotidianas contra el régimen, los temas de José “Zeca” Afonso, aun cuando brotaban de una identidad política definida y militante, sus letras estaban impregnadas de poesía, sencillez y belleza. Un tema que cantaba a la fraternidad pasó claramente desapercibido. La aceptación fue mágica, compartida, así se logró colar el acto de José “Zeca” Afonso venciendo la rigurosa censura.

              
                (Fotografía de Andrés Castillo)

El 10 de mayo de 1972 a las 8:15 de la noche fue el inicio del concierto, todo estaba dispuesto en el lugar, el viejo recinto de las residencias estudiantiles, el que hoy ocupa la Facultad de Filoloxia en Santiago de Compostela, ubicada entre las avenidas de Castelao y la avenida Burgo das Nacións.

                                                                             (Fotografía de Andrés Castillo)

Actualmente en el centro de la facultad existe una plazoleta, un mural con las imágenes de José “Zeca” Afonso y Benedicto García, en recuerdo del concierto (fotografía que acompaña este trabajo). Frente a la Facultad y el “Auditorio de Galicia” se encuentra también, el Parque: “Cantor” en homenaje a José “Zeca” Afonso, establecido con su nombre en el año 2009.

          Placa alusiva Facultad de Filoloxía

        
                                                                     Parque Cantor. 
                                                                                (Fotografías de Andrés Castillo)
 
Grândola, Vila Morena fue recibida con inigualable alegría, teniendo que cantarla varias veces. De ahí y con la fuerza del coro repetido por los asistentes, la canción pasó a Lisboa para convertirse en lo que sigue siendo: un clásico, como el Bella Ciao italiano o lo que representa para América Latina: Te recuerdo Amanda del cantor chileno Víctor Jara.

El cantor Zeca Afonso relató públicamente: "A Galiza é para mim uma espécie de pátria espiritual. Tal vez ninguém me entendese como na Galiza".


El día del levantamiento militar

La larga dictadura, la corrupción, las dificultades económicas y el rancio colonialismo, el contexto internacional, fueron el abono para que un grupo de jóvenes militares acompañados por otros de alta graduación decidieran la insurrección definitiva el 25 de abril del 1974.

El tema Grândola, Vila Morena, estaba prohibido en las emisoras de Portugal y las radios tenían negado difundirla. La misma fue la elegida por el grupo militar como contraseña que el momento era definitivo para ir contra el poder establecido.

Los sublevados tenían dos señales para iniciar el movimiento y su marcha sobre Lisboa, una era una canción, balada ligera, que había sido eliminada ese año en la emisión del reconocido festival europeo de Eurovisión, conocida como: E Depois do Adeus, de Paulo de Carvalho, la cual fue radiada a las 10:55 de la noche, del 24 de abril, al ser difundida confirmaba a todas las unidades que la operación se iniciaba, por lo que comenzaban a salir a la calle los tanques y soldados. Toda la operación se llevó a cabo sin la necesidad de hacer uso efectivo de las armas.

La difusión de Grândola, Vila Morena, a las 12:25 de la madrugada, a través de las ondas de la emisora católica Rádio Renascença y de Radio Emmisores Associados, era la indicación decisiva, la hora había llegado y no había vuelta atrás.

La marcha de las guarniciones militares sobre Lisboa, la difusión de la canción de José “Zeca” Afonso, convocaban sin imaginarlo a toda la población a la desobediencia contra la dictadura y a la lucha internacional contra el fascismo.
                                                                        

«El periodista Adelino Gomes, que presentaba el programa, asumió el riesgo de saltarse la censura y tener que pagarlo con la prisión si la sublevación fracasaba. Durante las primeras horas, los sublevados hicieron llamamientos a los ciudadanos para que permaneciesen en sus domicilios. Pero la gente, desafiando las recomendaciones, se lanzó en masa a las calles. Rápidamente se vieron invadidas por una multitud pacífica, pero dispuesta a asumir los riesgos con tal de librarse de una dictadura que llevaban décadas soportando estoicamente» 


¿Y los claveles rojos?

Esa noche del 25 de abril los tanques y soldados con las armas en las manos tomaban el centro de la bella y poética Lisboa, la de los poetas Camilo Pessanha, José Saramago y Fernando Pessoa.

             
                                                              (Celeste Caeiro)

Una joven conocida como: Celeste Caeiro, se inmortalizó junto al canto de Zeca Afonso.

  «Una mujer se hizo famosa al recorrer las calles de Lisboa con claveles rojos intentando entender lo que estaba pasando, la tienda en la que trabajaba cumplía su primer aniversario y ella fue a comprar los claveles con los que quería agasajar al resto de tiendas, comenzando a entender la realidad»

La mujer se topa con una compañía de infantería en la mítica plaza del Chiado (centro de Lisboa) donde uno de los soldados le solicita un cigarro, la joven no llevaba ninguno consigo, pero le ofrece como gesto de concordia un clavel rojo, el soldado lo coloca en la punta de su fusil, imitándole cada uno de sus compañeros, sumándose al obsequio de la ya legendaria florista, costurera y camarera, Celeste Caeiro, quien con una cesta llena de claveles (es importante recordar que había llegado la primavera, estación de apertura de las flores, era el clavel una de las de temporada de esa estación en Europa) sin saber lo que sucedería con su gesto, le dio al movimiento una identidad irrompible, única, perpetua, aroma y color que continua en la memoria de generaciones de todo el mundo, hasta nuestros días.


    «El militar hacía varias horas que no había fumado, así que me pidió un cigarro, yo le dije que no tenía, pero podía ir a comprarlos a un estanco. Los estancos estaban cerrados, por lo que con humor le comenté que si en vez de un cigarro quería un clavel, él lo cogió y lo puso sobre la pistola. Continúe andando hasta el cuartel del Carmen y allí repartí todos los claveles que me quedaban y sentía una alegría enorme que ahora mismo no puedo explicar. Subí y le dije a mi madre que esos claveles que estaban en las pistolas y tanquetas, eran míos y los había dado yo».

Al poco rato los claveles rojos se convertían en símbolo de una era, de un movimiento, de una lucha. La gente salió a las calles reproduciendo el gesto de Celeste, hicieron de los claveles su arma, con ellos en las manos, en las solapas, acompañaron a los soldados en marcha pacífica hasta lograr que el dictador Marcelo Caetano capitulara sin resistencia ante los sublevados.

La historia que sigue es la de tiempos convulsos, de traiciones, injerencia internacional y divisiones políticas en el propio seno de los movimientos de izquierda y de las esperanzas siempre postergadas de los más humildes.

Vive la idea en la eterna canción

El canto de José “Zeca” Afonso, sigue vivo, sigue todavía. 
Su canción, continúa acompañando nuestros caminos de sueños por los proyectos colectivos, lastimosamente inconclusos.

Lejos estamos de aquellos días, cuando una marcha de claveles y el canto con guitarra en mano construían (con verdad, consecuencia y convicción) la posibilidad de un mundo mejor, el que se funda desde dentro, el que llevamos todavía entre poemas y versos en terca contienda contra los malos tiempos.

Hoy cuando todo parece más feo, como canta Ismael Serrano recordando la muerte del Che, en su canción: Papá cuéntame otra vez, el canto de José “Zeca” Afonso sigue siendo necesario y oportuno.

Canciones como Grândola, Vila Morena, al igual que Bella Ciao, vuelven siempre, se han popularizado en los últimos años entre los más jóvenes, las mismas han formado parte de la conocida producción audiovisual: La Casa de papel, interpretadas por nuevas voces, llegando a otros corazones, ignorándose quizá el origen que inspiraron estos cantos de rebeldía y convicción.


Siempre vuelven los cantos cuando son verdaderos

Grândola, Vila Morena vuelve también entre los vagones de un tren, como en aquella hermosa y poética película: Tren nocturno a Lisboa (de la novela de Pascal Mercier “Piter Bieri”, dirigida por Bille August, 2013), basada en el amor a la poesía, las luchas del pueblo portugués y la revolución de los claveles, no en vano el film tiene un punto culminante en Finisterre (fin de la tierra) faro de Galicia, de donde partió la canción para seguir andando, para seguir llamando a la fraternidad, con el recuerdo de los claveles rojos que dieron nombre a la gesta de 1974 en Europa.


Texto de: Andrés Castillo


Pequeña biografía:
Cantor: José Manuel Afonso dos Santos - "Zeca" Afonso
Aveiro, 2 de agosto de 1929- Setubal, 23 de febrero de 1987.
Cantor y compositor portugués. Graba en 1953 su primer disco: Fados de Coímbra. Entre 1962 y 1968 desarrolla una extensa producción discográfica, poética y musical con temas deslumbrantes, conmovedores, rítmicamente maravillosos. El legado de José "Zeca" Afonso es incuestionable dentro del canto de conciencia en Europa y aunque en América latina no se conozca en profundidad su trabajo, no se haya difundido en amplitud, su influencia llegó por múltiples vías, dando aporte al canto latinoamericano.

Letra Original

Grândola, Vila Morena

Grândola, Vila Morena
Terra da fraternidade
O povo é quem mais ordena
Dentro de ti, ó cidade

Dentro de ti, ó cidade
O povo é quem mais ordena
Terra da fraternidade
Grândola, Vila Morena

Em cada esquina, um amigo
Em cada rosto, igualdade
Grândola, Vila Morena
Terra da fraternidade

Terra da fraternidade
Grândola, Vila Morena
Em cada rosto, igualdade
O povo é quem mais ordena

À sombra duma azinheira
Que já não sabia a idade
Jurei ter por companheira
Grândola, a tua vontade

Grândola, a tua vontade
Jurei ter por companheira
À sombra duma azinheira
Que já não sabia a idade

Grândola Villa Morena

Grândola, villa morena
Tierra de hermandad
El pueblo es el que manda más
Dentro de ti, oh, ciudad

Dentro de ti, oh, ciudad
El pueblo es el que manda más
Tierra de hermandad
Grândola, villa morena

En cada esquina, un amigo
En cada rostro, la igualdad
Grândola, villa morena
Tierra de hermandad

Tierra de hermandad
Grândola, villa morena
En cada rostro, la igualdad
El pueblo es el que manda más

A la sombra de una encina
Que ya no conocía la edad
Juré que sería mi compañera
Grândola, tu voluntad

Grândola, tu voluntad
Juré que sería mi compañera
A la sombra de una encina
Que ya no conocía la edad.