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DE FLORES Y BALAS COMO LA VIDA.
Poética existencia. Vida poética.

jueves, 31 de octubre de 2019

¿Por qué cantar a Alí Primera?

Para Alí Primera y Héctor Hidalgo Quero
A los 78 años de la vida del cantor.




¿Por qué cantar a Alí Primera?

Hoy celebramos los 78 años, de vida repartida del cantor venezolano Alí Primera. 

La pregunta que abre este escrito, debe estar siempre presente en cada uno de nosotros, los que en distintas partes de nuestro país y fuera de él, deciden rendirle homenaje, conmemorar su siembra, programar un concierto o simplemente tararear en el íntimo rincón solitario algunas de sus cientos de canciones, hoy patrimonio cultural, espiritual de ese colectivo que nunca tuvo más verdad que cuando el cantor lo nombraba con alegría: El pueblo.

Desde las instituciones, los colectivos independientes, los cultores, debemos hacernos siempre esa pregunta ¿Por qué cantar a Alí hoy? Y muchos más en tiempos cuando nuestra nación pasa por tan duros momentos en todos los órdenes, cuando sufre la gente a la que él le cantó con tanto esmero y verdad, cuando latinoamérica y el mundo todo, siguen en batalla constante y en peligro contra una guerra final, innecesaria como toda guerra.

Alí nos da nuevamente, otra vez, de una vez, la palabra que responde a esa pregunta con la que iniciamos: conciencia.

Ya lo decía en esa bella danza al pueblo zuliano: la inocencia no mata al pueblo, pero tampoco lo salva, lo salvará su conciencia y en eso me apuesto el alma. El cantor nos sigue invitando a ser honestos, verdaderos con cada gesto, con cada acto, con cada acción que emprendamos: abrazo, beso, canto, siembra, trabajo, palabra, comienzo 

Hoy nuestra patria tiene muchos problemas, sin duda el deterioro espiritual de nuestro pueblo es el que más daño nos hace para intentar construir la Patria Buena, por ello, la canción de Alí debe cantarse hoy con más esperanza que ayer, con más verdad y constancia, pero con conciencia, su canto fue ante todo un llamado, una apuesta por defender la espiritualidad de nuestro pueblo, por ello la musicalidad que llevó a sus versos, con todos los géneros de nuestro cancionero nacional, lo dijo así: él que su tierra no adora tiene espíritu prestado. Si olvidamos la raíz que sustenta nuestro árbol, el mismo que nos da fruto conque nos alimentamos, si olvidamos la raíz, es quedarnos algún día, sin una flor en la mano.

Mucho podemos decir, y preguntarnos sobre esa necesidad de alzar su canto, pero es mejor que cada quien lo haga de acuerdo a su propia conciencia y verdad de ¿por qué cantar a Alí? después de tanto tiempo, en este tiempo.

Hay quien buscará el aglutinamiento colectivo que da su convocatoria para su propio interés, otros tal vez les parezca bonita alguna de sus canciones y animen los aplausos, otros seguro siguen intentando enfrentar las bestias que un sistema todavía vigente crea como modelo de vida y se impone a las mayorías, habrá quien con afán y ternura arrullarà a sus hijos con algunos de sus versos invocando un lunerito amoroso, y tantos en soledad volverán a su palabra de sueño y optimismo ante la adversidad que hoy es tristeza, rabia, pero también lucha y camino.

Lo cierto es que cada cual sabrá en su soledad cuando piense en Alí, no tanto como hombre, sino como proyecto de humanidad, qué tan verdaderos hemos sido con esa canción, con ese llamado, con esa bonita manera de amar la vida que a tantos, Alí nos enseñó a cultivar en lo más cercano y querido. Querendona manía de andar vivo.

Conciencia para seguir cantàndolo.

Podrán decir que es una tontería, pero también dijo Alí hablándonos de la solidaridad: quise darle mis zapatos y me dijo no hace falta lo que importa es tu conciencia.

Cantar hoy Alí es vital, su canción hace falta cada día más, pero ser honestos con su huella es tan o más importante para volver a decir: será panfletaria mi canción no tiene nombre, le voy cantando a los hombres, perdóneme que les diga, que el que llena la barriga, se olvida del que no come.




La sed de la esperanza


Y con el olvido
de tu canto
de tu palabra,
el vendaval
también huyó ofendido
por la falsa rutina
sin destino.

La alborada
hurgando en las casimbas
el agua dulce
de tu lucha.

Perdido todo
nos queda para siempre
la tinaja fresca
y el clavel del recuerdo
pintándonos el camino.

La esperanza
busca el agua,
en tu verso
un rio anda despierto.



Andrés Castillo

31 de octubre 2019