No son buenos tiempos para nadie.
Las flores del jardín cantan distinto,
las aves aletean sin gracia sus colores.
El sol ya no se posa en lo alto
con sus cabellos amarillos
acariciando los árboles risueños,
derramando su esperanza
sobre los dibujos ingenuos de la escuela.
Lúgubres lucen las horas
recostadas al pie de la tristeza.
No son buenos días para nadie.
Por eso cuida tus palabras,
piensa en el manto de dolor
que extiende tu silencio.
Cuida la risa diminuta
que aún compartes,
el ala noble del saludo en tu abrazo.
El futuro que parecía lejano
ya se aturde a nuestro paso
y hace añicos el cantarino abecedario
que con asombro una mañana entonamos.
Hay que aprender de nuevo a sumar,
la palabra: "Esperanza", en la tabla del mundo que soñamos.
No son buenos tiempos para nadie.
Volvamos juntos a la escuela.
Andrés Castillo
22/02/2222