A la bella flautista.
Y su cabello negro
parecía bailar feliz
entre sus manos.
Sus diminutos lunares
dibujaban una galaxia distinta
sobre su piel morena.
Ella es una lluvia tierna
de gestos
que cabalgan en el aire.
Que linda esa mujer
la que ahora puebla mis ojos.
La flauta que ella besa
se quedó dormida
mientras la belleza de su rostro
se volvía melodía
y llovizna dulce
en mi poema.
Poema de Andrès Castillo
Caracas
07 de diciembre 2015
Viajando
por la melodiosa galaxia de sus gestos.