Encuentro

PALABRAS,SILENCIOS,AMORES, COMBATES, TRIUNFOS Y DERROTAS, NOSTALGIAS, AUSENCIAS.
DE FLORES Y BALAS COMO LA VIDA.
Poética existencia. Vida poética.

viernes, 15 de mayo de 2020

Llaves cual cencerro



"La llave de la casa ha dicho:
En nombre de cada piedra
de tu humilde casa ¡Resiste!”
Muin Basisu




Cargaron con sus llaves
desde el día terrible de la infamia,
cuando la fecha tiznada consumió su cielo
lanzándolo al mar, al turbio vaivén de las olas
al horror del olvido.

Se colgaron al centro del pecho las llaves
y el valor de no matar el regreso.

Todo ocurrió el mismo día en que los relojes
se detuvieron para mostrar para siempre
la hora exacta del espanto
cuando la orquesta del delito
hizo sonar el grotesco alarido del despojo.

¡Al Nakba!

Cada familia marchó
dejando atrás la vida que sembraron
la risa de las hijas, los hijos, la flor en la tierra,
el pan y el olivo.

Un llave apretada en las manos
como en los dietes el dolor de lo perdido,
en la memoria
el camino de vuelta
aunque nadie haya partido.

El sol de Palestina los ha visto nacer,
amar y pelear su destino,
vagar por los caminos sembrados de miedo,
cargando en sus espaldas el oprobio brutal
la mudez del olvido.

La luna de Palestina sigue llorando sobre el mar
¡pero reirá contigo!

Ahí está una llave
para volver a abrir las puertas
donde el sueño cantará reunido.

Palestina andariega con sus llaves cual cencerro,
para despertar al mundo
para abrir los ojos de los buenos,
de los nobles,
de los que con ella volverá a entrar en las casonas
donde quedó el tiempo partido en destello
la canción sagrada y el beso repartido.

Volverás a abrir la vida de los hijos,
que quedaron dormidos en tu suelo,
todos despertaran, los que a la patria defendieron
no hay cerrojos para quien abre caminos
no hay muerte para quienes vida dieron.

La llave que hoy cargan tus hijos en el pecho
tatuada de desvelos
abrirán para siempre la Palestina que es regreso,
canción, poema, parto, nacimiento.

Una llave gigante como tu pueblo
para abrir el alba y un mar sin linderos.

Una llave cual cencerro gritando al silencio:
¡Hay regreso!

Mientras camines con tu llave, el mundo que amas
jamás estará preso.


Poema de Andrés Castillo

jueves, 14 de mayo de 2020

Plegaria

Plegaría que se repite
en la hora más triste.

Aleyda Quevedo Rojas



Con el cuchillo de la nostalgia
abro lentamente el costado del poema
y ya ves,
tu latido como siempre
hace trampas y se cuela
ágil
vestido de belleza
y me quedo embelesado
amándolo
sin saber luego porqué
teñí de cielo el costado sutil
de estas palabras.




Poema de Andrés Castillo

sábado, 9 de mayo de 2020

Madre

Tres poemas a la madre
Tres Poetas falconianos.



Fotografía: Andrés Castillo


Carmen

Mi madre,
como todas las madres,
es la mujer más bonita.
Ella, como todas,
se empeñó en enseñarnos.
Me indicó cómo utilizar los códigos sin hacerle daño a nadie.
Mi madre,
al igual que todas,
me dedicó más tiempo del que disponía.
Y a la medida en que crecía
sembraba dentro de mí un amor claro y limpio.

Pero mi madre,
debo decirlo con total respeto,
se diferencia de otras madres,
porque no todas ellas se llaman Carmen.
Porque para que el nombre de Carmen
se lo pongan a una mujer
deben concentrarse con ella, en el momento,
el cielo, el mar, la luz y las flores,
porque el nombre de Carmen,
para que lo lleve una mujer,
debe ser el nombre más bonito.

Héctor Hidalgo Quero
Mundos de Acacias, finales de mayo del 2004




Gracias, Madre


Gracias, Madre, por haberme dado
este sonoro corazón de piano
y este mi cuerpo idéntico a otros cuerpos,
y estas manos terrestres y estos ojos fluviales.

Gracias por haberme hecho
sencillamente hombre,
sin la estatura inútil
de los pobres gigantes,
ni la amargura extrema
que le quema los ojos
a todos los enanos.

Si sólo me hubieras hecho
de espumas y de garzas,
sería un desterrado.

Si me hubieras moldeado
con barro únicamente,
sudaría agua sucia
de envidia ante la garza.

Si sólo metal pulido
fuera mi arquitectura,
jamás comprendería
la música del aire.

Si sólo viento fuera
me mordería el desprecio
de todos los metales.

Si me hubieras construido
distinto de los otros,
tu tendrías un hijo
y yo tendría una madre.

Mas, al haberme hecho
sencillamente hombre,
maravillosamente idéntico
a los otros, obraste el milagro:
cada hombre es tu hijo
y cada mujer, mi Madre.

Hugo Fernández Oviol
Buenos Aires, 1955





Nunca una palabra dijo tanto

                        A Carmen

Y nada alcanza
para agradecer la vida,
ni la rosa blanca
en noche de luna coloreada
ni el canto de amor 
entre la celosía de la mañana.

Y nada alcanza
para pagar la deuda
de mirar la vida
tras el crepúsculo viajero de la tarde
la huella del beso que camina
ahora que nos sabemos padres.

Madre
nunca una palabra dijo tanto
pareciera que entre sus letras
canta el parto
de la vida nuestra
la melodiosa razón del primer paso.

Madre
aún escucho
el "La" melódico de tu latido
este, con el que afino
            el amor temprano
y la canción del beso como abrigo
con la que ahora acompaño 
el andar de los hijos por sus caminos.

Madre.



Andrés Castillo
Casa de nostalgias, 2020