"No conforme con tus ojos
te propongo menos cielo, más abrazo
hace tiempo que te sueño
y ya no se como explicárselo a estas manos"
Alejando Filio
Saquemos bien la cuenta que nos define,
con todos los números que cargamos en las sienes,
cada vez que el tiempo nos pasa sin permiso
y en él va, el descuento del mundo que perdimos,
que dejamos atrás.
La poesía es el mundo creado por la palabra,
los números son la poesía de lo desconocido
suma y resta de los olvidos.
Entre números y palabras andamos
palabras para decirnos
números para acercarnos a lo dicho.
¿Quién dijo que los números aburren,
que son fríos
que son los hijos de la ciencia exacta?
Bien lo decía el poeta en el amor que acompaña:
“compañera usted sabe que puedes contar conmigo
no hasta dos o hasta tres, sino contar conmigo”.
Por eso compañera
traigo desde los siglos, desde los viejos caminos
aquel mundo de los Mayas, sabios dioses que perdimos
con sus ceros gigantes y sus cuentas largas,
el sueño inagotable con el que construyeron
el imperio más grandioso de la historia,
y así, acercarme a ti, a tus desvíos.
Traigo también los números romanos
que abrazaron la palabra
al escribirlos en letras
en comunión consagrada.
Conmigo vienen las horas del reloj
donde me faltas,
la luna y las estrellas infinitas
vienen las ovejas del insomnio
y las deudas del suicidio.
Números, números, números
rojos, grises, desolados
en las cuentas del olvido,
números, números otra vez
me hacen perder la cuenta del cariño
al saber que no estás
que te restaste a mi abrigo.
Por eso empezaré amarte otra vez
desde la raíz cuadrada de tu adiós
y con las mil interrogantes del misterio
aunque me pierda entre fracciones irracionales,
en tu ausencia multiplicada por la duda,
me acordaré siempre de la cantidad exacta de tus besos
que se pierden en el tiempo gastado sin remedio
al contar en esta soledad, la cuenta que pierdo
con la que enloquezco.
Andrés Castillo, pensándote.