Para encontrar
la aguja en el pajar
y saborear
el dulce canto de tu nombre.
Me sirve
para esconder delfines
en el océano lujurioso
de tu ombligo.
Atenta
a la hoja que muere
sobre el banco de la tarde.
Cercana
a la herida que sangra
la impotencia del olvido.
Siempre
del lado del que sufre
de los pueblos cautivos
de los solitarios
de la canción valiente
que siembra lunas nuevas
y caminos.
Me sirve para vivir
cuando su nombre digo:
Poesía.
Poema de Andrés Castillo
Fotografía del autor.