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DE FLORES Y BALAS COMO LA VIDA.
Poética existencia. Vida poética.

domingo, 16 de febrero de 2014

Alí y Amanda: Claveles rojos






Categoría: La Cota Lil
Creado en Domingo, 16 Febrero 2014 06:57
Escrito por Lil Rodríguez
Se cumplen 29 años de la partida física de Alí Primera, Padre cantor del pueblo venezolano y de los pueblos dignos del mundo.

Febrero 16 - Los claveles rojos se aprestan a marchar llevados en miles de manos entre la rabia y la ternura.
Son los claveles rojos que renuevan cada año la promesa de no dejar su canto ni su ejemplo, y mucho menos su palabra. Ya él mismo lo decía: La palabra sin los pasos es una palabra muerta.
Serán más rojos los claveles de Alí porque estamos en jornadas de amorosos corazones encendidos., oteando el horizonte, avizorando el tiempo, aprestando la voluntad para el trabajo que todavía queda por hacer.
Esta marcha de claveles rojos es el compromiso renovado con el medio ambiente, con el agua salvadora, con la música, con la disposición a la siembra, con la responsabilidad y con la honestidad.
Es renovación de fe, de certeza, de libros y canciones, de ayes escondidos, de lágrimas disimuladas, de sonrisa sabrosa, de esfuerzo cotidiano.
Nunca cayó Alí en una batalla por la palabra y la vida. Tuvo que embestirlo el metal andante para silenciarlo físicamente. Ya sabemos que Alí Primera no se llevaba bien con el metal que compra, como no se llevaban ni Andrés Eloy ni Aquiles, nuestros otros poetas embestidos, curiosamente todos con la primera letra en sus nombres. Alfa, Atalaya para mirar mejor…
Infancia
Hay una especial renovación este 16 de febrero en el que conmemoramos los 29 años de aquél fatal accidente que se llevó al compromiso que siempre fue Alí: Alí y la patria, Alí y la naturaleza, Alí y la lucha de los pueblos, Alí y el amor, Alí y la poesía, Alí y los poetas, cantores y cultores. Pero en cada canto hacia esos temas siempre entregó Alí Primera una cuota especial para la infancia. El 95 % de los temas que nos dejara Alí contienen la palabra niño, o niña, o hijo, o muchacho, o pequeño…
Les invito a repasar (porque casi todos los sabemos) temas como: Yo vengo de donde usted no ha ido, Madre déjame luchar, Perdóneme tío Juan, Techos de cartón, No basta rezar, Esconderse en la flor, Mujer del Vietnam, Otra vez, Alma mater, Canción panfletaria, Ruperto, Juanita la lavandera, En yunta, Solo para adultos, Los pies de mi niña, Esclavos de esclavos, La patria es el hombre, Amor en tres tiempos, Un warao, Cuando llueve llora el sol, La piel de mi niña huele a caramelo, Humanidad, Canción mansa para un pueblo bravo, Flora y Ceferino, Es de noche y habrá mañana, Tin Marín, Canción bolivariana, Trigo y molino, Don Samuel, Canción para acordarme, Tía Juana, Con el sol a medio cielo, Vístanse de fiesta, Zobeyda la muñequera, Camarada y La canción del lunerito, entre otros, para apreciar el valor emocional, social, sentimental, histórico, ambiental, amoroso que Alí puso en la infancia, tal vez como proyección de lo que fue la suya, “pobre pero nunca triste” como decía Aquiles Nazoa.
Amanda
Haciendo práctica ese llamado de amor, y en su camino, tengo un compañero amigo, conocedor como pocos de la vida y obra de Alí. También es conocedor como pocos de las alegrías y dolores que nos ofrece la infancia especial, la infancia que llegó a la vida para alumbrar senderos y educarnos en otros valores.
Mi amigo Andrés todos los días del mundo eleva su voz pidiendo, reclamando, exigiendo atención de todos, y, claro, del Estado, no solo hacia su hija Amanda sino hacia todos los niños que cargan con ellos eso que denominamos una enfermedad rara, que, en el caso de Amanda es la Atrofia Muscular Espinal, AME.
La ejemplar comunión amorosa de Andrés y la familia toda con esa hermosura llamada Amanda, sentenciada lentamente a una mayor discapacidad motora mientras no aparezca la cura a ese mal, es la ejemplar cotidianidad de muchos en el mundo con alguien querido, en la misma situación. Son relativamente pocos, pero están, y en el hogar de Andrés Castillo, paraguanero, poeta, investigador, luchador, está Amanda.
Junto a ella está el afecto de miles, el cariño silencioso que ruega, alienta y busca. Segura estoy de los centenares de conciertos que Alí Primera hubiera ofrecido por Amanda, la ya casi adolescente que lleva con infinita fortaleza la carga de la Atrofia Muscular Espinal que la aqueja. Clavel rojo de compromiso.
Les invito a visitar su blog para que sientan y vivan ese carrusel de amor de una joven venezolana que busca cura para ella, y para miles. En esa lucha se encuentra uno siempre con Alí, depositario de nuestros claveles rojos.

@lildelvalle