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lunes, 25 de abril de 2022

Grândola Vila Morena y la Revolución de los Claveles

Por Andrés Castillo

                  A 50 años de ser cantada por vez primera Grândola” en Compostela.

 (Cantor: José "Zeca" Afonso)

Al cantor José "Zeca" Afonso. 
 Por su música, voz y trayectoria.
Pionero y creador de un canto poético, 
amoroso, bucólico, militante. 
Desde Portugal nos entregó su canción contra el fascismo, 
el colonialismo y la soledad.


Hace 48 años de la Revolución de los Claveles

El 25 de abril de 1974 se consolidó como uno de los momentos políticos y culturales más importantes de todo el siglo XX.

Apoyado en una canción que, al igual que la conocida: Bella Ciao, himno contra el fascismo, principalmente en Italia, Grândola, Vila Morena se convertiría en un canto para la victoria del pueblo portugués contra la dictadura más longeva de Europa, 48 años de despóticos mandatos, desde 1926 hasta la madrugada de 1974.

En el centro de su capital, Lisboa, un grupo de militares disidentes acompañados por dos canciones y cientos de claveles rojos abrían el camino definitivo para lo que sería el derrocamiento de la dictadura instaurada por Antonio de Oliveira Salazar, quien gobernó hasta 1968, falleciendo víctima de un derrame cerebral producto de una torpe caída. Le reemplazaría en el poder con igual rudeza, Marcelo Caetano, completando así, casi cinco décadas de ignominias contra el pueblo de Portugal.

El lema inicial con el que se identificó a la dictadura: “Dios, Patria y Familia” junto al de “Estado Novo” fueron sustituidos definitivamente por el de “salazarismo”, gobierno que se convertiría en el último bastión colonial europeo en el continente africano, con incidencia en Angola, Mozambique, Guinea-Bissau, pueblos que, en décadas de rebeldía y dignidad, arrinconaban con sus luchas de liberación al régimen portugués.

La Revolución de los Claveles

El levantamiento militar iniciado al caer la noche del 25 de abril, tuvo repercusión internacional, marcando la vida de varias generaciones a lo largo y ancho del mundo, fue conocido de forma fortuita producto de un gesto ingenuo, como La revolución de los claveles, accionar colectivo guiado y alimentado desde la sensibilidad poética y militante por una hermosa canción de la autoría del reconocido cantor portugués José “Zeca” Afonso (1929-1987), quien con una trayectoria cultural importante, una discografía fecunda y meritoria en el canto de conciencia y militancia, proporcionó con su canción la fuerza definitiva que inspiró a todo un movimiento de gran trascendencia, por su carga política, cultural y anticolonialista, elevando la bandera de la paz, la fraternidad y el colorido de rojos claveles. Grândola, Vila Morena, salía a la calle a triunfar junto a su pueblo, aquella madrugada de 1974 en Lisboa.


De Santiago de Compostela, hace 50 años, partió "Grândola, Vila Morena" hacia Portugal

«El sediento viajero que el camino atraviesa,
humedece los labios en la linfa serena
del arroyo que el árbol con sus ramas sombrea,
y dichoso se olvida de la fuente ya seca».
Rosalía de Castro

Muchos quizá desconozcan que fue en el centro del antiguo parador turístico conocido como Burgo das Nacións, en la bella ciudad de Santiago de Compostela, Galicia. Donde su autor cantó por vez primera: Grândola, Vila Morena, frente a un público masivo, sin imaginarse la repercusión que tendría su canción, hasta ese día, casi desconocida.

Esa noche en Santiago de Compostela la cálida hospitalidad de jóvenes estudiantes, profesores y soñadores, hacían contraste al frío, a la llovizna perpetua de la vieja e histórica ciudad de calles empedradas, camelias, gaita y peregrinos. Galicia, la tierra de la poeta Rosalía de Castro, la de Castelao y Ramón del Valle Inclán, la misma donde un joven Federico García Lorca se deslumbró: «Agua de mañana antigua, temblando en mi corazón». Una canción de fraternidad compuesta en 1964, para honrar las luchas de un pequeño pueblo de Portugal, ubicado en el municipio del Distrito de Setúbal, en la región del Alentejo, fue grabada por su autor en 1971, pero sin ninguna repercusión hasta esa noche del 10 de mayo de 1972, en Santiago de Compostela, se cumplirán en poco días, 50 años del  inolvidable evento.

«Grândola es una pequeña ciudad del Alentejo donde una buena parte de la población ocultaba mal su rechazo al salazarismo y sus simpatías hacia el clandestino Partido Comunista, dirigido desde el exilio por Álvaro Cunhal. La canción ensalzaba la fraternidad entre la gente y la autoridad que allí ejercía el pueblo. Su autor e intérprete, José Afonso, "Zeca", era admirado tanto por la calidad de sus melodías como por los mensajes de protesta incluidos en sus letras»


¡El poder de la canción! cuando es verdadera y busca al pueblo

Era un tiempo muy distinto para el canto de conciencia y rebeldía contra viejos patrones establecidos.

Década de sueños compartidos, con raíces profundas en el pensamiento filosófico y político de vanguardia, de nobleza, coherencias y de esperanzas por un mundo mejor. Tiempo de canciones, tanto en Europa como en América Latina, muy lejos de las falsas noticias o fake news y de las ruidosas banalidades, de la mediática adormecedora de este tiempo.

Época que conservaba aún el aroma y la pureza de la vida pueblerina, de las tardes universitarias vestidas de justos ideales, de los poemas leídos en la colectiva faena de soñar lo imposible.

El cantor José “Zeca” Afonso había sido invitado por la pasión del también cantor galego Benedicto García Vilar, precursor de la Nova Canción Galega y Voces Ceibes, y por la Universidad de Santiago de Compostela, para dar unos conciertos en tres regiones de Galicia: Ourense, Lugo y Santiago, las letras a ser interpretadas tendrían que vencer la censura de entonces, también España estaba bajo la dictadura y en Galicia los estudiantes protagonizaban revueltas cotidianas contra el régimen, los temas de José “Zeca” Afonso, aun cuando brotaban de una identidad política definida y militante, sus letras estaban impregnadas de poesía, sencillez y belleza. Un tema que cantaba a la fraternidad pasó claramente desapercibido. La aceptación fue mágica, compartida, así se logró colar el acto de José “Zeca” Afonso venciendo la rigurosa censura.

              
                (Fotografía de Andrés Castillo)

El 10 de mayo de 1972 a las 8:15 de la noche fue el inicio del concierto, todo estaba dispuesto en el lugar, el viejo recinto de las residencias estudiantiles, el que hoy ocupa la Facultad de Filoloxia en Santiago de Compostela, ubicada entre las avenidas de Castelao y la avenida Burgo das Nacións.

                                                                             (Fotografía de Andrés Castillo)

Actualmente en el centro de la facultad existe una plazoleta, un mural con las imágenes de José “Zeca” Afonso y Benedicto García, en recuerdo del concierto (fotografía que acompaña este trabajo). Frente a la Facultad y el “Auditorio de Galicia” se encuentra también, el Parque: “Cantor” en homenaje a José “Zeca” Afonso, establecido con su nombre en el año 2009.

          Placa alusiva Facultad de Filoloxía

        
                                                                     Parque Cantor. 
                                                                                (Fotografías de Andrés Castillo)
 
Grândola, Vila Morena fue recibida con inigualable alegría, teniendo que cantarla varias veces. De ahí y con la fuerza del coro repetido por los asistentes, la canción pasó a Lisboa para convertirse en lo que sigue siendo: un clásico, como el Bella Ciao italiano o lo que representa para América Latina: Te recuerdo Amanda del cantor chileno Víctor Jara.

El cantor Zeca Afonso relató públicamente: "A Galiza é para mim uma espécie de pátria espiritual. Tal vez ninguém me entendese como na Galiza".


El día del levantamiento militar

La larga dictadura, la corrupción, las dificultades económicas y el rancio colonialismo, el contexto internacional, fueron el abono para que un grupo de jóvenes militares acompañados por otros de alta graduación decidieran la insurrección definitiva el 25 de abril del 1974.

El tema Grândola, Vila Morena, estaba prohibido en las emisoras de Portugal y las radios tenían negado difundirla. La misma fue la elegida por el grupo militar como contraseña que el momento era definitivo para ir contra el poder establecido.

Los sublevados tenían dos señales para iniciar el movimiento y su marcha sobre Lisboa, una era una canción, balada ligera, que había sido eliminada ese año en la emisión del reconocido festival europeo de Eurovisión, conocida como: E Depois do Adeus, de Paulo de Carvalho, la cual fue radiada a las 10:55 de la noche, del 24 de abril, al ser difundida confirmaba a todas las unidades que la operación se iniciaba, por lo que comenzaban a salir a la calle los tanques y soldados. Toda la operación se llevó a cabo sin la necesidad de hacer uso efectivo de las armas.

La difusión de Grândola, Vila Morena, a las 12:25 de la madrugada, a través de las ondas de la emisora católica Rádio Renascença y de Radio Emmisores Associados, era la indicación decisiva, la hora había llegado y no había vuelta atrás.

La marcha de las guarniciones militares sobre Lisboa, la difusión de la canción de José “Zeca” Afonso, convocaban sin imaginarlo a toda la población a la desobediencia contra la dictadura y a la lucha internacional contra el fascismo.
                                                                        

«El periodista Adelino Gomes, que presentaba el programa, asumió el riesgo de saltarse la censura y tener que pagarlo con la prisión si la sublevación fracasaba. Durante las primeras horas, los sublevados hicieron llamamientos a los ciudadanos para que permaneciesen en sus domicilios. Pero la gente, desafiando las recomendaciones, se lanzó en masa a las calles. Rápidamente se vieron invadidas por una multitud pacífica, pero dispuesta a asumir los riesgos con tal de librarse de una dictadura que llevaban décadas soportando estoicamente» 


¿Y los claveles rojos?

Esa noche del 25 de abril los tanques y soldados con las armas en las manos tomaban el centro de la bella y poética Lisboa, la de los poetas Camilo Pessanha, José Saramago y Fernando Pessoa.

             
                                                              (Celeste Caeiro)

Una joven conocida como: Celeste Caeiro, se inmortalizó junto al canto de Zeca Afonso.

  «Una mujer se hizo famosa al recorrer las calles de Lisboa con claveles rojos intentando entender lo que estaba pasando, la tienda en la que trabajaba cumplía su primer aniversario y ella fue a comprar los claveles con los que quería agasajar al resto de tiendas, comenzando a entender la realidad»

La mujer se topa con una compañía de infantería en la mítica plaza del Chiado (centro de Lisboa) donde uno de los soldados le solicita un cigarro, la joven no llevaba ninguno consigo, pero le ofrece como gesto de concordia un clavel rojo, el soldado lo coloca en la punta de su fusil, imitándole cada uno de sus compañeros, sumándose al obsequio de la ya legendaria florista, costurera y camarera, Celeste Caeiro, quien con una cesta llena de claveles (es importante recordar que había llegado la primavera, estación de apertura de las flores, era el clavel una de las de temporada de esa estación en Europa) sin saber lo que sucedería con su gesto, le dio al movimiento una identidad irrompible, única, perpetua, aroma y color que continua en la memoria de generaciones de todo el mundo, hasta nuestros días.


    «El militar hacía varias horas que no había fumado, así que me pidió un cigarro, yo le dije que no tenía, pero podía ir a comprarlos a un estanco. Los estancos estaban cerrados, por lo que con humor le comenté que si en vez de un cigarro quería un clavel, él lo cogió y lo puso sobre la pistola. Continúe andando hasta el cuartel del Carmen y allí repartí todos los claveles que me quedaban y sentía una alegría enorme que ahora mismo no puedo explicar. Subí y le dije a mi madre que esos claveles que estaban en las pistolas y tanquetas, eran míos y los había dado yo».

Al poco rato los claveles rojos se convertían en símbolo de una era, de un movimiento, de una lucha. La gente salió a las calles reproduciendo el gesto de Celeste, hicieron de los claveles su arma, con ellos en las manos, en las solapas, acompañaron a los soldados en marcha pacífica hasta lograr que el dictador Marcelo Caetano capitulara sin resistencia ante los sublevados.

La historia que sigue es la de tiempos convulsos, de traiciones, injerencia internacional y divisiones políticas en el propio seno de los movimientos de izquierda y de las esperanzas siempre postergadas de los más humildes.

Vive la idea en la eterna canción

El canto de José “Zeca” Afonso, sigue vivo, sigue todavía. 
Su canción, continúa acompañando nuestros caminos de sueños por los proyectos colectivos, lastimosamente inconclusos.

Lejos estamos de aquellos días, cuando una marcha de claveles y el canto con guitarra en mano construían (con verdad, consecuencia y convicción) la posibilidad de un mundo mejor, el que se funda desde dentro, el que llevamos todavía entre poemas y versos en terca contienda contra los malos tiempos.

Hoy cuando todo parece más feo, como canta Ismael Serrano recordando la muerte del Che, en su canción: Papá cuéntame otra vez, el canto de José “Zeca” Afonso sigue siendo necesario y oportuno.

Canciones como Grândola, Vila Morena, al igual que Bella Ciao, vuelven siempre, se han popularizado en los últimos años entre los más jóvenes, las mismas han formado parte de la conocida producción audiovisual: La Casa de papel, interpretadas por nuevas voces, llegando a otros corazones, ignorándose quizá el origen que inspiraron estos cantos de rebeldía y convicción.


Siempre vuelven los cantos cuando son verdaderos

Grândola, Vila Morena vuelve también entre los vagones de un tren, como en aquella hermosa y poética película: Tren nocturno a Lisboa (de la novela de Pascal Mercier “Piter Bieri”, dirigida por Bille August, 2013), basada en el amor a la poesía, las luchas del pueblo portugués y la revolución de los claveles, no en vano el film tiene un punto culminante en Finisterre (fin de la tierra) faro de Galicia, de donde partió la canción para seguir andando, para seguir llamando a la fraternidad, con el recuerdo de los claveles rojos que dieron nombre a la gesta de 1974 en Europa.


Texto de: Andrés Castillo


Pequeña biografía:
Cantor: José Manuel Afonso dos Santos - "Zeca" Afonso
Aveiro, 2 de agosto de 1929- Setubal, 23 de febrero de 1987.
Cantor y compositor portugués. Graba en 1953 su primer disco: Fados de Coímbra. Entre 1962 y 1968 desarrolla una extensa producción discográfica, poética y musical con temas deslumbrantes, conmovedores, rítmicamente maravillosos. El legado de José "Zeca" Afonso es incuestionable dentro del canto de conciencia en Europa y aunque en América latina no se conozca en profundidad su trabajo, no se haya difundido en amplitud, su influencia llegó por múltiples vías, dando aporte al canto latinoamericano.

Letra Original

Grândola, Vila Morena

Grândola, Vila Morena
Terra da fraternidade
O povo é quem mais ordena
Dentro de ti, ó cidade

Dentro de ti, ó cidade
O povo é quem mais ordena
Terra da fraternidade
Grândola, Vila Morena

Em cada esquina, um amigo
Em cada rosto, igualdade
Grândola, Vila Morena
Terra da fraternidade

Terra da fraternidade
Grândola, Vila Morena
Em cada rosto, igualdade
O povo é quem mais ordena

À sombra duma azinheira
Que já não sabia a idade
Jurei ter por companheira
Grândola, a tua vontade

Grândola, a tua vontade
Jurei ter por companheira
À sombra duma azinheira
Que já não sabia a idade

Grândola Villa Morena

Grândola, villa morena
Tierra de hermandad
El pueblo es el que manda más
Dentro de ti, oh, ciudad

Dentro de ti, oh, ciudad
El pueblo es el que manda más
Tierra de hermandad
Grândola, villa morena

En cada esquina, un amigo
En cada rostro, la igualdad
Grândola, villa morena
Tierra de hermandad

Tierra de hermandad
Grândola, villa morena
En cada rostro, la igualdad
El pueblo es el que manda más

A la sombra de una encina
Que ya no conocía la edad
Juré que sería mi compañera
Grândola, tu voluntad

Grândola, tu voluntad
Juré que sería mi compañera
A la sombra de una encina
Que ya no conocía la edad.



























































lunes, 4 de abril de 2022

Rómulo Gallegos

Su escritura como horizonte y camino hacia nosotros

Por Andrés Castillo

Obra pictórica de: Salvador Pruneda. Tinta sobre papel. México 1956. 
Fuente: https://mexicana.cultura.gob.mx/

Hoy, 5 de abril de 2022, se cumplen 53 años de la partida física en 1969, de Rómulo Ángel del Monte Gallegos Freire, un creador inagotable. 

Recorrer la biografía de Rómulo Gallegos a la par de su trabajo creativo, lleva inevitablemente a un viaje insondable por los principales acontecimientos que marcaron la vida política y cultural de la Venezuela de dos siglos.

Nacido en Caracas en la esquina de «Zamuro» a finales del siglo XIX, el 02 de agosto de 1884, Rómulo Gallegos fue testigo y partero de la nueva nación que se iba quedando atrás con sus dificultades, guerras internas, caudillos, pandemias, aplazamientos y olvidos.

Escritor, político, intelectual y principalmente maestro.

Transitó todos los niveles de la educación venezolana, desde maestro de primeras letras siendo aún muy joven, hasta llegar a convertirse en docente, director de centros educativos y ministro de educación en 1936, luego de la muerte de Juan Vicente Gómez.

Su labor formativa se refleja en su extenso legado, humano, político, literario. Cada uno de los principales personajes de sus creaciones realizaban dentro de sí, el viaje novelado hacia su transformación interna, la que el autor orientaba, hasta llevarlos de la mano a la consolidación de una nueva realidad, siempre íntegra, defensora del suelo nativo. 

Rómulo Gallegos fue el maestro de una generación decisiva en la Venezuela del siglo XX, discípulos de diferentes visiones políticas, con sus errores y virtudes, recibieron sus lecciones y le valoraron con afecto. Todos dijeron de él: «fue nuestro maestro».

Sus ojos vieron el tránsito de la Venezuela agraria que debió conservarse y el nacimiento de la explotación e industrialización petrolera, con su nueva cultura y valores.

Su labor política guarda relación indisoluble con la honestidad y el amor por el país, ampliamente reflejado en los títulos de sus construcciones narrativas, en su perseverante mensaje; en su extenso camino, sus exilios, derrotas y siempre en el regreso amoroso al terruño inolvidable donde culminó su marcha.

Primer presidente elegido por voluntad popular, derrocado vilmente a los pocos meses de asumir el mandato, sin poder llegar a poner en práctica su programa, el que animaba en la consigna «Gobernar es educar».

Su nombre y ejemplo continúan caminando en nuestra memoria al lado de figuras que siguen siendo faros encendidos para llegar a la Venezuela que nos merecemos y que las nuevas generaciones deben buscar, para conocerles y dialogar con ellos. La de Andrés Eloy Blanco, Luis Beltrán Piero Figueroa, Orlando Araujo, la de Alberto Arvelo Torrealba, Miguel Acosta Saignes, por mencionar tan solo algunos.

Su obra se proyectó definitiva sobre la tierra venezolana, llevando su nombre y el del país a toda América Latina a otros continentes, llegando a ser traducida en cientos de idiomas, obra ascendente y pionera, conformada por: teatro, ensayo, cuento y novela. 

Gallegos fue precursor además de la novísima producción cinematográfica venezolana, creando la primera en su estilo: Estudios Ávila.

Rómulo Gallegos abrió el camino y mostró al otro lado del océano la nueva literatura latinoamericana, en nuevo lenguaje y con nuevo rumbo, fue el puente entre dos formas de abordar el trabajo narrativo en nuestro continente, el que su pluma iba dejando atrás desde su capacidad innovadora y los que nacían con nuevas miradas y propuestas. 

Sin el aporte de Gallegos, consideramos que la nueva literatura surgida en América Latina hubiese retrasado su llegada.

Su nombre aún en la distancia se mantiene inamovible, incorruptible y vivo, tantas veces lo hemos traído a nuestra voz sin saber que fue Gallegos quien escribió lo que decimos o que en sus páginas está la fuente, su nombre es parte integral de nuestra cultura.

Su labor creadora, de un arte eterno colmado de belleza, nacido bajo la musicalidad que brotaba de las teclas de su vieja máquina, como las melodías del cuento «El piano viejo», es quien le mantiene con vida entre nosotros y le muestra como Patrimonio Literario del que todas y todos debemos sentirnos orgullosos. 

Desde distintos espacios hemos intentado sumar en la divulgación y permanencia de sus obras y legado hacia las nuevas generaciones, sobre todo en las universidades. En el año 2020, nuestra tesis doctoral, enfocada en su trayectoria, tendió puentes entre su huella y los nuevos enfoques sobre el patrimonio literario, la memoria y el territorio.

Volver la mirada a su escritura desde nuestra realidad

Volver a sus creaciones desde la mirada de un tiempo nuevo, hoy que muchos compatriotas están lejos de su suelo, así como otros retornan al lado de los que nunca lo dejaron, para seguir construyendo la patria infinita, perpetua «Sobre la misma tierra» que él también caminó, es una tarea que debe animarnos por igual. 

Gallegos nos dejó una obra tenaz, así como caminos extendidos, paisaje y territorio para caminar entre sus letras, para encontrarnos desde cualquier lugar con la Venezuela que él amó, la que amamos nosotros. En sus libros también está la patria. 

Sus libros son igualmente el territorio que nos sostiene. Él nos deja en buena compañía para caminarlo: un «trovador trashumante» con su nombre «Cantaclaro», un Marcos Vargas peregrinando entre la selva de «Canaima» hacia sí mismo, una Ana Julia Alcorta y una Remota Montiel enfrentando su tiempo histórico con determinación entre desiertos y cafetales, un Manuel Alcor orientando los pasos de «Reinaldo Solar» para llegar a su propia «Alborada», siempre mirando con recelo al peligroso Mr. Danger. Una «Doña Bárbara», indestructible convertida en leyenda, un clásico.

Pero sobre todo legó un espejo, el que nos interpela desde la historia misma que nos ha conformado, en lo contradictorio y en lo virtuoso, creaciones que nos hacen preguntas surgidas desde cada uno de sus cuentos, sus novelas, como desde su propia biografía. 

«Otra vez estamos como entonces. El paisaje vuelve a ser nuestro refugio».

Leamos su camino. Volvamos a leerlo.

Andrés Castillo