Encuentro

PALABRAS,SILENCIOS,AMORES, COMBATES, TRIUNFOS Y DERROTAS, NOSTALGIAS, AUSENCIAS.
DE FLORES Y BALAS COMO LA VIDA.
Poética existencia. Vida poética.

jueves, 31 de enero de 2013

Entrenamiento


                                        


                                           A TANGO


1    1.     Mi punto de vista.



Continúas decepciones
soledad
aburrimiento,
o más bien
mi amor por los animales
me llevan a encariñarme con mi perro
cada día más.

Esbelto animal
de mirada noble
y negro pelaje
quien cumple rigurosamente
con el adiestramiento acostumbrado.

Cada tarde a la llegada del trabajo
el animal corre hasta la puerta
para recibirme con afecto,
yo, de inmediato
me inclino para saludarle,
él, obediente y gozoso
me da la pata
entre salto y regocijo.

Al poco rato damos inicio
al acostumbrado entrenamiento,
al rutinario encuentro.

Casi treinta minutos diarios
son suficientes
para que aprenda técnicas
y modele su conducta,
repetición y premio
es lo indicado en estos casos.

La jornada canina incluye
el lanzado de objetos a distancia,
que mi perro busca emocionado
haciendo sonar el hueso de goma
o la pelota,
cada vez lo hace con mayor rapidez
y exactitud.       

Ya mi perro ha conseguido
hacer sus necesidades a la hora exacta
y en el lugar indicado,
no falta nunca a su cena,
ya no derrama el agua del recipiente
y hasta ha aprendido a calmar sus ansias
e inapta agresividad,
no daña las cosas de la casa,
cada vez se comporta mejor.

Mi perro es muy inteligente
hasta parece que comprendiera
las cosas de mi mundo,
mis estados de ánimo,
con todo lo que eso significa.

Debo decir
que me doy por satisfecho.

  

2. Su punto de olfato


El entrenamiento surte efecto
dice mi perro satisfecho:
mi solitario aprendiz
cada tarde me da la mano
buscando mi pata con precisión
haciéndome reverencia
sin demora.

Ya sabe lanzar la pelota
sin que vaya a parar
a la casa del vecino
quien siempre solìa
regresarla muy fastidiado
con rabia e impotencia,
lo que tanto me apenaba.

Mi solitario amigo
cada vez es más puntual
a la hora de servirme la comida,
por fin consiguió el envase ideal
para colocar el agua
sin que esta se derrame,
sabe la hora exacta
que me provoca hacer mis necesidades
y limpia cada vez con mejor eficacia
todo el patio donde suelo descansar
mis siestas más queridas,
y así, sin que nadie le dijera
èl buen hombre ha entendido
que debe quitar de la casa
tanto mueble innecesario
y objetos peligrosos
que siempre suelen estorbar.

Mi solitario amigo
ya está casi entrenado
para vivir el tiempo de vida
que le resta.

Cada vez está menos amargado
a la llegada de su trabajo,
ya no arremete contra los de su raza
cuando los ve por la calle,
no se altera al mirar el televisor
y comparte más tiempo con sus hijos,
lo saco a caminar para relajarlo
y él sigue mi paso adecuadamente
viendo como me comporto,
observo en silencio 
como suele imitarme.

Puedo verlo feliz y complacido,
cada vez sonríe más seguido
parece contento este buen hombre,
me doy por satisfecho.

El entrenamiento
ha valido la pena,
es muy inteligente y bueno
este ser humano,
yo, he cumplido mi tarea.

Està entrenado.



Poema de Andrès Castillo