Encuentro

PALABRAS,SILENCIOS,AMORES, COMBATES, TRIUNFOS Y DERROTAS, NOSTALGIAS, AUSENCIAS.
DE FLORES Y BALAS COMO LA VIDA.
Poética existencia. Vida poética.

jueves, 20 de agosto de 2020

Al nacimiento de un poeta

  A Blas Perozo Naveda

Fotografía de Darvín Romero Montiel


Y me fui.

Y comencé a despertar. 

BPN

Un mar de leva me acerca su tormenta

a mi lado llega anidando el desconsuelo

afuera el mundo encadenado al miedo

tan lejos como siempre los unos de los otros

como si no bastará con todos los odios con los que lidiamos

            los amores distantes macerando la impaciencia

            la casa tirada en la banqueta cansada de silencio

la guitarra

            el verso

                        la risa

temerosas de buscarme por miedo al vano arpegio

y qué hace uno si la vida agoniza en las esperas

si el canto de los grillos ya no es tan melodioso

si el frío de la noche no invita a la calma con el amor desnudo

si la tristeza se burla del candil que ensaya su luz de flama doliente.

 

Como otra muerte nos llega la despedida del poeta 

su silencio termina por derrumbar las paredes de nuestra calma

la casa está más abandonada y marchita

cuando se muere un poeta es como si todos los maizales se quemaran

y no hay canción para sanar tantas heridas.

 

La noche es una balsa buscando el regreso a la península

            para beberse el mar de los años

            de un solo trago las ausencias

desde lejos llega una brisa salobre con su lluvia medrosa sin alas de gaviotas

y la voz del poeta pringando en la memoria ahíto de versos

            La península es nuestro cuerpo

            La isla que ruge

            Nuestro cuerpo que pasa

            La península es el adiós

            De las aguas del Caribe

florecen los abrojos y vuela por el aire el eco del tiempo

el mandato de un ángel con todas las palabras en las alas 

y llega otra vez el arbolario con su gritería esplendida

nos acerca sus poemas con la camisa afuera

con toda la vida risueña en su palabra

            y un sol de bríos

para quemar de crepúsculos el lomo de las olas

como si el fin de los tiempos no existiera

y la muerte se aleja con lo más oscuro del olvido

y yo me quedo celebrando el otro nacimiento

el mío en la soledad de la casa que vuelve con su canto

            y el del poeta que ruge

lanzando su anzuelo de cielo ¡azulito y bello!

desde la eternidad verdecita de los mangles

 porque a un poeta se le resucita leyéndolo.

 

 

Andrés Castillo

Caracas, agosto de 2020.