Encuentro

PALABRAS,SILENCIOS,AMORES, COMBATES, TRIUNFOS Y DERROTAS, NOSTALGIAS, AUSENCIAS.
DE FLORES Y BALAS COMO LA VIDA.
Poética existencia. Vida poética.

sábado, 31 de octubre de 2020

NACER CON ALÍ

A sus 79 años



* Andrés Castillo

Portada del libro: El sonido de una huella. 
Diseño de: Omar Cruz

Yo digo:
para qué sirve el cantor 
si no tiene los ojos puestos en el futuro.

Alí Primera


    Larga vida la de aquel cantor que se queda naciendo en las pupilas y en los pasos esperanzadores de su pueblo. En cada época, en cada tiempo histórico, en sublime permanencia.

    Cómo cuesta pronunciar las tres letras de ese nombre sonoro que a diario nos interpela, si en verdad, en silencio y compromiso militante le llevamos como camino y semilla en la ruta del diario vivir que labramos, cada quien en solitaria experiencia asimilada. 

    Cómo nombrar a Alí sin pensar en las vicisitudes de su gente en este momento que desafiamos, ahora mismo cuando escribo estas palabras que lo buscan en el sendero extendido del tiempo que nos aleja y en la verdad de cada huella que nos encuentra otra vez, regando su canto tercamente optimista. 

    Precisamente ahora, cuántos extienden su mirada más allá del horizonte, buscando algún paisaje seguro y esperanzador; los anónimos, los de caminos polvorientos, los de sol en la frente, los de las preocupaciones cotidianas por el diario vivir tan carente de Patria Buena que se tarda, se desdibuja y se nos hace quimérica en las horas inquietantes de los días que crujen. 
  
    Cada tiempo tiene su lectura, en cada época los seres humanos buscan la manera de desentrañar la realidad que debe confrontarse y qué acciones tomar para intentar cambiar el rumbo en beneficio colectivo, siempre y cuando exista una visión solidaria para con nuestros semejantes. Sucede que “escasamente” se cuenta con un “canto”, un “poema”, una sencilla “palabra”, la que se brinda como mano amiga ante las carencias que agobian a los que ya no esperan, los que van dejando de “confiar” en las ideas, en las propuestas, en el mensaje liberador que deberíamos afincar con nuestras acciones, porque cuando el techo de la calma se nos viene abajo hay que salir a la intemperie a salvar la vida con lo que se tiene entre las manos y en el alma, casi siempre en solitaria contienda. 
  
    Alí Primera (nombre inmenso que nos sigue convocando, juntando, alertando, guiando) supo bien cuál era su compromiso y con qué herramientas podría aportar en las transformaciones que su tiempo vital le exigieron. El canto por supuesto. Y con él, iba también la coherencia de sus huellas, de su accionar cotidiano, de su cara al viento, porque así lo decía: <<Es hermoso encontrarse con un pueblo que nos pide cuentas>>.
El tiempo es un leñador que nos persigue, es un rio enloquecido que nos lleva, es espejo permanente que nos hace preguntas, las que resultan imposibles de evadir cuando nos hemos formado dentro de las corrientes caudalosas del pensamiento crítico. 

    Han pasado ya 35 años de su partida, muchos cambios en todos los órdenes ha vivido la humanidad y por ende nuestra propia realidad como pueblo, la despedida física de Alí se produjo 15 años antes del fin de siglo XX, para dar paso a un nuevo milenio, este nuevo espacio sin lugar a dudas cuenta con nuevas formas de relacionarnos, donde las “sensibilidades” individuales y colectivas se expresan de forma muy diferente a la de tiempos anteriores, las tecnologías cotidianas hacen que aquellas divisiones entre: campo, ciudad, grupos etarios, en esta era se manifiesten totalmente distintas, complejizadas y en mucho casos desvestidas de nobles, legítimas e ingenuas aspiraciones. 

    El canto de Alí en su amplia visión no sólo expresó sus propias preocupaciones y convicciones políticas e ideológicas, también buscó constantemente la comunicación entre una y otra con aquellos espacios que nos atañen por igual a todos los seres humanos en cualquier época, en cualquier coyuntura, sin desmerecer las implicaciones que muchas veces estas irradian como consecuencia lógica del momento histórico en las que se hacen visibles, el cantor no dejó de develar esos lugares donde la rabia, la ternura, el amor, los hijos, la flor y la vida, encontraran un puente común por encima de la idea. Ese conflicto está intacto y me atrevo a afirmar que mediatizado y atravesado por lanzas más afiladas.

    Entonces, ¿cómo nombrar a Alí Primera hoy sin interpelarnos? ¿Cómo asumir cualquiera de sus canciones sin mirar alrededor, sin preguntarnos por todas las penurias que pasa la gente que en su canto nombra?, y donde también nosotros por supuesto estamos incluidos. Las interrogantes a veces nos paralizan, nos detienen el paso, nos hacen ser cuidadosos con las palabras para que no se sigan vaciando de contenido en las contiendas políticas focalizadas, algunas estériles y bufonas, otras sucumben al eslogan publicitario o se van cambiando el traje de acuerdo a los intereses momentáneos, al lugar que se ocupa y a las aspiraciones personales, así: “pueblo”, “revolución”, “militancia”, “canto”, “solidaridad”, “esperanza”, “socialismo” van variando sus tonalidades, escenarios, pasos y corazones.

    Pero pensamos en Alí y en la sinceridad de aquella promesa: <<flores rojas puño en alto, seguir luchando por alborada…que también es camarada>> y volvemos a escribir sin otra intención que no sea, compartir con alguien nuestras propias interrogantes.


UN CANTO RECIEN NACIDO

    Hoy es 31 de octubre, se cumplen 79 años de su nacimiento, de su mirada a la luz de su tierra caquetía, la del sol cegante y rebelde, el mismo de la canción mansa y la falconía, el sol esplendente que le hacía cerrar sus ojos y abrirlos tercamente una y otra vez, con la bonita manía del que sabe que hay que hay que mirar el camino que se recorre, pero también hay que buscar dentro de uno mismo la ruta profunda que nos mantenga firme en los sueños, en la verdadera marcha de lo querido. 

    Las preguntas que al inicio nos hicimos, Alí sigue contestándolas una a una en cada verso escrito desde la verdad de su arte y su compromiso sencillo con lo que siempre pregonó y defendió en cada latido, porque el compromiso no era tan solo con el arte, ni con el canto, el compromiso era y debe seguir siendo invariablemente con el ser humano, con la consecuencia de las ideas, los sentimientos, la responsabilidad para con el presente y más aún con el futuro. 
  
    El tiempo que hoy nos toca a los que por aquí andamos, se torna ennegrecido y movedizo, muchas veces esquivo y lejano de aquella hermosa propuesta esparcida en todo su canto, siempre inquieto y portador de ideas luminosas para la realidad concreta de su tiempo: <<Y es de todos la tarea de hacer una Patria Buena, Buena pa’ que vivan todos, con bienestar y si quejas, Buena pa’ que la miseria se aleje de Venezuela, Buena para que los ríos no los seque la candela…>>
<<En la vida hay siempre por quién, hay niños descalzos que muertos de hambre están>>

    Y dejó tantos versos persistentes llamando desesperado a la acción y a la camaradería sin tanta teoría fraseológica, porque: <<El canto a nivel intelectual se queda en las discusiones>> hará siempre falta entonces, mano amiga y auténtica palabra. Pero nos resultará difícil saber si esa palabra que muestra su flor tiene relación con la raíz de su acento, porque cada cual va valorando a su manera el lugar de enunciación de su legítima “verdad”. 

    No somos quienes, para jugar a nadie, ni siquiera para juzgarnos a nosotros mismos, lejos estamos de hacerlo, el tiempo, siempre será quien mejor cuente lo indecible. El canto de Alí es una herencia colectiva que la cultura y la historia de nuestra tierra nos ha legado, una de las más hermosas y verdaderas banderas, moradas, antorchas imperecederas para caminar entre la oscurana que cada tiempo impone, será siempre la otra escuela que nos enseña a pensar y a escribir las respuestas que nos faltan, para derribar los falsos valores de una cultura opresora que se sigue filtrando por todas partes, y que resulta tan distante de nuestra realidad histórica y de lo que debe ser nuestra sencilla existencia.

    Queda a cada quien, a cada cual, salir al camino a defenderlo en su genuina esencia, a hacerlo praxis sin alardes, pero, sobre todo, a aprenderlo con el respeto que él supo imprimir a su trabajo como creador, militante y ser humano, a hacerlo visible, a tatuarlo en la justa verdad de cada huella.

    El mundo en el que hoy convivimos, estamos y confrontamos, está plagado de abismos, de temores, de peligros, de falsos rostros y de caminantes indecisos. Cuesta mirar al sol y tener la terquedad de Alí cuando no dejaba de enfrentar con sus parpadeos a la incandescente desesperanza de su era, nunca se dejó encandilar, por ello quizá el gesto repetido que le hacía afinar la mirada con los latidos del corazón: campesino y poeta, pensador y rebelde amoroso: <<En un alto porcentaje yo canto con los ojos cerrados, porque quiero trasladar, todo ese gentío al sueño mío>>.

   Alí cantó siempre a la <<esperanza>> con alegra melodía y certera palabra, aun en todas las derrotas, Alí cantó siempre con optimismo militante a la <<conciencia>>, ambas palabras se repetían en un porcentaje importante dentro de sus composiciones, eran el hacha que con sus versos derribaba y combatía a los molinos de mala hora, no en vano en una hermosa carta- canción, dedicada a la partida de su hermano Héctor Primera “Bagueuto” le decía: <<Pero andas con nosotros querido camarada. En mis canciones… En el combate que nunca dejaremos hasta librar al pueblo de tiempos tan malucos, estarás en el perfume del trompito y en las noches hermosas y en el alba, y cada vez que llueva tu vendrás con el agua a traernos maíz y tapiramas querido sembrador de semerucos>>.

    Para cada generación su tiempo es el tiempo y sus conflictos son los únicos que pueden ser mirados, vividos en profundidad, resultaría absurdo e innecesario intentar encontrar similitudes o algunas distancias entre las fatalidades de un tiempo y otro, el venezolano de hoy requiere respuestas al camino que ahora mismo se recorre. Aun así, podemos echar mano de las palabras de Alí, que desde su lejano tiempo tuvo que actuar y combatir siempre en los espacios de las derrotas políticas, no pudo el cantor saborear la vivencia del triunfo de su idea, a pesar de ello no dejó de cantar, abrazar y pregonar con la esperanza su corto, pero profundamente hondo camino recorrido:

<<No hemos perdido la esperanza lo recalco con profunda convicción>>
<<Mi pensamiento no sucumbir>>
<<Nunca la tristeza me ha detenido el canto>>
<<Muchas veces la tristeza ha acudido a mi camino y la he reventado a fuerza de canto>>


    Hoy que celebramos su nacimiento, vemos a nuestro alrededor y sabemos que no son buenos tiempos, no pinta bonito el horizonte, la alborada se tarda, por todos lados hay nubarrones y desasosiego. El futuro anhelado de tantos soñadores, es ahora, este presente complejizado y testarudo que golpea la alegría y la vida digna del pueblo que tanto amaron, y ahí está: el mismo enemigo norteño con nuevas ambiciones y métodos, ahora sin careta ni vergüenzas; la vieja corruptela estrenando siempre nuevos maletines, la falsa palabra, la tambaleante “conciencia” de quien tararea algunos de sus versos mientras va traicionando en su carrera la fuente sensible de su empeño. 

    Pero nos queda su canto para cuando nos juntemos en el hachazo colectivo, porque <<a pesar de este cuadro no me gana el pesimismo, el pueblo marchará unido a luchar por sus derechos>>. Revindico que no todo ha sido en vano, hay mucho empeño germinado, intentos y batallas que se han sembrado en los surcos de este tiempo, ingenuo sería llegar a pensar que la sola idea de cambio y transformación de viejos modelos no despertarían la reacción y el asedio constante de los enemigos históricos, talando y comprando espigas, labriegos y frutos, quemando huertos, libros, pasos, manos y sueños.

    Todo rosal muestra sus flores y la aguda razón de sus espinas. Elevamos la idea de quienes siguen con el andar intacto, de los que su vida dieron en el trajinar sin descanso, y los que aún se la siguen jugado entre tesón y temores, confiando. 

    Hoy, a todos nos toca desandar la confusa realidad que dispara por todas partes y en metralla el desconsuelo, a pesar de los errores, las traiciones, las trampas, los olvidos, las incongruencias, la torpe banalidad que carcome la ruta, reivindicaré siempre la utopía cantora, la aventura poética de imaginar e inventar otras praderas, persistentemente, en Bolivariana, Guevariana y Aliprimeriana existencia. Sigamos labrando.

    Hoy Alí está de cumpleaños y perennemente vamos a celebrar su nacimiento, regando con convicción la semilla tenaz de sus anhelos.

    Me permito compartir dos poemas para llamarlo sin demora al camino de este tiempo:


Huellas

                                A Alí

Cuando estás despierto

nada es más importante

para seguir andando

que un sueño.



La porfía de la huella


Antes de ser derribado

- el árbol -

suele ser su aroma

quien primero presiente

la soledad del bosque,

enmudecen las guitarras

junto al cantío herido

de los nidos sin vuelo.

Talado los sueños

- la vida -

encumbra en la noche su proclama,

su iracunda venganza.

Perdido todo

impugna la huella:

- nos queda el camino -.


        Digo entonces nombrando las tres letras melodiosas y valientes de su nombre: ALÍ, siempre tendremos una esperanza, un camino, una oportunidad, que no es otra que nacer contigo al alba de este día, de los que vendrán, de todos los días, porque tu canto es permanencia como bien decías: “como los ríos de un andar permanente”, convocatoria cotidiana a la rebelde esperanza de la victoria y la huella que nos nace dentro, de todas y todos aquellos que tu nombre plantan con conciencia, sinceridad y amorosa labranza. 

    Sigamos despertando en tu canto recién nacido.




· Andrés Castillo
Profesor universitario. 
Escritor. 
Poeta.



Autor de los libros relacionados con la memoria histórica,

política y cultural de Alí Primera:

El Sonido de una huella, 2000.

Ali Primera a quemarropa, 2004.

Ali Primera. La Canción Necesaria es Crónica de la esperanza, 2007.

Y del programa radial: 

Alí Primera: Canto y Palabra. Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar, 2017. Mención Radio.

castillete7@gmail.com



jueves, 22 de octubre de 2020

Sentencia

 


Mi vida pende de un hilo

atado a tu risa.




Poema de Andrés Castillo del poemario: El árbol de mis alas, 2019.