Encuentro

PALABRAS,SILENCIOS,AMORES, COMBATES, TRIUNFOS Y DERROTAS, NOSTALGIAS, AUSENCIAS.
DE FLORES Y BALAS COMO LA VIDA.
Poética existencia. Vida poética.

jueves, 27 de febrero de 2014

Poemas a paz labrada

Dos poemas de Andrés Castillo

Terquedad a paz labrada

La flor que brota en el cemento
airosa al viento de la vida,
la luz que sale del silencio
del último surco de la herida.

El árbol que agita su follaje
el beso que busca su anidar,
el niño que chupa de algún seno
la vida que el llanto a de anunciar.

El pájaro que canta en las ciudades
venciendo ruidosa indiferencia,
el viento que besa las mejillas
de los enamorados que comienzan.

El anciano que mira un tiempo muerto
pidiendo más tiempo para andar
la madre que pare las lloviznas
el canto que brota de la mar.

La herida que sana en las caricias
del mundo que debe continuar
los muertos de siglos olvidados
del odio que debe terminar.

Todo es un cantar a la esperanza
todo es florecer y continuar         
todo es un comienzo que no acaba
si juntos soñamos que es verdad.

La paz de la raza que agoniza
la paz de la tierra que se va
la paz que los hombres necesitan
la paz que te nombra humanidad.



Letanía para la paz

Nosotros que caminamos siglos
junto a la historia de la humanidad,
que inventamos el arado y la rueda,
que construimos los telescopios.

Nosotros que admiramos el placer de navegar
que dejamos huellas en cavernas milenarias
que descubrimos el sueño de volar,
y nos enamoramos del sonido de los caracoles.

Nosotros que inventamos la escritura y el arte
que aprendimos a sacar música del tronco de los árboles,
y supimos del amor nacido en la piel de los luceros
nosotros.

Pero también nosotros
que olvidamos pedir permiso a la naturaleza
para tomar los frutos de su vientre,
que inventamos el arco y la flecha
que construimos murallas y cañones
que fabricamos tanques y arcabuces,
que aprendimos a torturar a nuestros semejantes,
que repudiamos el valor de la vida y de la muerte
y se nos olvidó mirar al suelo, al cielo y a los ojos.

Nosotros, la raza mayor, la de la era nuclear.
Si no aceptamos que perdimos, que debemos cambiar
seremos sólo un recuerdo, en el transitar silente de la cucarachas.



Poemas de Andrés Castillo

lunes, 24 de febrero de 2014

La peor de las guarimbas

Nuevamente los venezolanos tenemos que sortear los caminos de nuestra realidad, teniendo que soportar la más aberrante de las agresiones a nuestro pueblo, a las instituciones, a la democracia.

Es de todos bien sabido que desde hace 15 años, desde la llegada del comandante Hugo Chávez a la presidencia de la república, los reciclables factores de la oposición venezolana no han dejado ni un sólo instante de ponerle piedras y emboscadas a las posibilidades de construir un diálogo coherente, responsable, sincero, donde los valores consagrados en nuestra Constitución, sean el marco concertado donde podamos resolver las diferencias que nos separan en lo Político.

Sería hipócrita, estoico e irreal, desconocer las victorias claramente demostradas por los ciudadanos y ciudadanas, que ejerciendo el derecho que le consagra el poder electoral, han respaldado en abrumadora mayoría las propuestas enarboladas por la revolución bolivariana. Esperando siempre contar con un sector opositor que responda al juego democrático con altura política y verdaderas convicciones democráticas, sin el cándido deseo de que abandonen sus derechos de proponer caminos distintos a los que las mayorías han asumido como opción política, por más de una década.

Lamentablemente no siempre ha sido así, paro petrolero, paro empresarial, saboteo institucional, golpe de estado, desconocimiento de las instituciones y de los sectores populares, entre una larga lista de arremetidas, todas ellas fuera del marco legal previsto en las leyes de nuestra constitución. Pasando por el simple desconocimiento de innumerables aportes, que en quince años de revolución han dado beneficios a las grandes mayorías, a todos los venezolanos y venezolanas.

Vivienda, satélites, inclusión educativa, pensiones, medios de transporte, derechos ciudadanos en todos los ordenes, libre culto, acceso a los medios de comunicación, vehículos y hasta derechos a los animales, son algunos de los beneficios que compartimos diariamente sin parcialidad política.

Lo ocurrido hasta ahora es por todos conocidos, hay aristas y cada episodio abre la puerta a diversos análisis y consideraciones, pero todas deben partir del respeto a las leyes, al juego democrático, de quien tiene la mayoría asume la conducción del país. Hay lapsos previstos para rechazarlo, pero dentro de la convivencia pacifica, que permita no matar los caminos del diálogo nacional.

Diálogo que se da cotidianamente en las calles, en las universidades, en los espacios de trabajo, en los campos, en los hogares, en todos los lugres donde la libertad que vivimos lo hace posible.

El distanciamiento se activa cuando hay factores que irrumpen, queriendo derribar la mesa que sostiene la carta magna que una vez nos dimos en libre decisión colectiva.

Hace algunos años, factores externos a nuestra realidad, movidos por ambiciones personales, aupados por grupos económicos y mediáticos, han inoculado en muchos de nuestros ciudadanos, formas de convivencia muy alejadas de aquellas solidarias, democráticas, que afortunadamente aún siguen siendo expresiones de la mayoría de nuestros compatriotas.


La llamada “guarimba”, método repulsivo y voraz que arremete contra el libre transito, contra la tranquilidad más intima, la de la paz del hogar y del espacio compartido, llegó de la mano de factores foráneos, con la única intención de saltar los lapsos establecidos en la Constitución Nacional, queriendo dar al traste con la voluntad de las mayorías.

En los días que vivimos, volvió el uso de este recurso, dejando a su paso muertes, heridos, miedo e impotencia, en quienes por diferentes razones no se sienten llamados a quemar el país y sus valores, empezando por el propio nido donde habitan sus seres más queridos.

Sería ingenuo desconocer la injerencia de gobiernos y personajes de la política internacional, sería torpe no abordar la campaña mediática de las trasnacionales de la comunicación y el espectáculo, como combustible de estos nuevos episodios. Sumado a la falta de un liderazgo opositor, capaz de encausar alguna idea, que aleje a estos pequeños grupos de aventuras que seguirán siendo rechazadas por la mayoría del pueblo venezolano, que históricamente no se siente convocado a este tipo de llamados.


La “guarimba” callejera se extingue, dejando detrás, el dolor y la tristeza de todo un país, por los muertos y heridos, los que nunca han debido ser víctimas de una absurda forma de asumir la lucha política.

La peor “guarimba”, no es la del caucho, la piedra y la basura en la vía pública, esa será derrotada nuevamente por el desprecio nacional y la justicia institucional. 
La peor “guarimba” es aquella que se ha instalado en la mente de algunos venezolanos y que los sabotea a ellos mismos desde dentro, no dejándoles acudir al llamado de la patria, al dialogo creativo y pacifico, permitido en la leyes de la república, creando absurdas barricadas de odio, desconocimiento y desprecio, hasta con la sonrisa y el canto de algún niño o niña nuestro, por el simple hecho de aparecer en algún espacio al cual tienen todo el derecho.

La peor “guarimba”, debe cesar en un sector de la población, que les ha ido matando lentamente la sensibilidad y el pesamito crítico, la racionalidad y el afecto.

Ojalá ellos consigan caminos para derribar de sus cabezas, los escombros que no les permiten salir a la calle, a dialogar con la Venezuela que camina, canta y ama, esa que anda en paz, superando problemas cotidianos y construyendo caminos a pesar de sus diferencias políticas. 

domingo, 16 de febrero de 2014

Alí y Amanda: Claveles rojos






Categoría: La Cota Lil
Creado en Domingo, 16 Febrero 2014 06:57
Escrito por Lil Rodríguez
Se cumplen 29 años de la partida física de Alí Primera, Padre cantor del pueblo venezolano y de los pueblos dignos del mundo.

Febrero 16 - Los claveles rojos se aprestan a marchar llevados en miles de manos entre la rabia y la ternura.
Son los claveles rojos que renuevan cada año la promesa de no dejar su canto ni su ejemplo, y mucho menos su palabra. Ya él mismo lo decía: La palabra sin los pasos es una palabra muerta.
Serán más rojos los claveles de Alí porque estamos en jornadas de amorosos corazones encendidos., oteando el horizonte, avizorando el tiempo, aprestando la voluntad para el trabajo que todavía queda por hacer.
Esta marcha de claveles rojos es el compromiso renovado con el medio ambiente, con el agua salvadora, con la música, con la disposición a la siembra, con la responsabilidad y con la honestidad.
Es renovación de fe, de certeza, de libros y canciones, de ayes escondidos, de lágrimas disimuladas, de sonrisa sabrosa, de esfuerzo cotidiano.
Nunca cayó Alí en una batalla por la palabra y la vida. Tuvo que embestirlo el metal andante para silenciarlo físicamente. Ya sabemos que Alí Primera no se llevaba bien con el metal que compra, como no se llevaban ni Andrés Eloy ni Aquiles, nuestros otros poetas embestidos, curiosamente todos con la primera letra en sus nombres. Alfa, Atalaya para mirar mejor…
Infancia
Hay una especial renovación este 16 de febrero en el que conmemoramos los 29 años de aquél fatal accidente que se llevó al compromiso que siempre fue Alí: Alí y la patria, Alí y la naturaleza, Alí y la lucha de los pueblos, Alí y el amor, Alí y la poesía, Alí y los poetas, cantores y cultores. Pero en cada canto hacia esos temas siempre entregó Alí Primera una cuota especial para la infancia. El 95 % de los temas que nos dejara Alí contienen la palabra niño, o niña, o hijo, o muchacho, o pequeño…
Les invito a repasar (porque casi todos los sabemos) temas como: Yo vengo de donde usted no ha ido, Madre déjame luchar, Perdóneme tío Juan, Techos de cartón, No basta rezar, Esconderse en la flor, Mujer del Vietnam, Otra vez, Alma mater, Canción panfletaria, Ruperto, Juanita la lavandera, En yunta, Solo para adultos, Los pies de mi niña, Esclavos de esclavos, La patria es el hombre, Amor en tres tiempos, Un warao, Cuando llueve llora el sol, La piel de mi niña huele a caramelo, Humanidad, Canción mansa para un pueblo bravo, Flora y Ceferino, Es de noche y habrá mañana, Tin Marín, Canción bolivariana, Trigo y molino, Don Samuel, Canción para acordarme, Tía Juana, Con el sol a medio cielo, Vístanse de fiesta, Zobeyda la muñequera, Camarada y La canción del lunerito, entre otros, para apreciar el valor emocional, social, sentimental, histórico, ambiental, amoroso que Alí puso en la infancia, tal vez como proyección de lo que fue la suya, “pobre pero nunca triste” como decía Aquiles Nazoa.
Amanda
Haciendo práctica ese llamado de amor, y en su camino, tengo un compañero amigo, conocedor como pocos de la vida y obra de Alí. También es conocedor como pocos de las alegrías y dolores que nos ofrece la infancia especial, la infancia que llegó a la vida para alumbrar senderos y educarnos en otros valores.
Mi amigo Andrés todos los días del mundo eleva su voz pidiendo, reclamando, exigiendo atención de todos, y, claro, del Estado, no solo hacia su hija Amanda sino hacia todos los niños que cargan con ellos eso que denominamos una enfermedad rara, que, en el caso de Amanda es la Atrofia Muscular Espinal, AME.
La ejemplar comunión amorosa de Andrés y la familia toda con esa hermosura llamada Amanda, sentenciada lentamente a una mayor discapacidad motora mientras no aparezca la cura a ese mal, es la ejemplar cotidianidad de muchos en el mundo con alguien querido, en la misma situación. Son relativamente pocos, pero están, y en el hogar de Andrés Castillo, paraguanero, poeta, investigador, luchador, está Amanda.
Junto a ella está el afecto de miles, el cariño silencioso que ruega, alienta y busca. Segura estoy de los centenares de conciertos que Alí Primera hubiera ofrecido por Amanda, la ya casi adolescente que lleva con infinita fortaleza la carga de la Atrofia Muscular Espinal que la aqueja. Clavel rojo de compromiso.
Les invito a visitar su blog para que sientan y vivan ese carrusel de amor de una joven venezolana que busca cura para ella, y para miles. En esa lucha se encuentra uno siempre con Alí, depositario de nuestros claveles rojos.

@lildelvalle