Encuentro

PALABRAS,SILENCIOS,AMORES, COMBATES, TRIUNFOS Y DERROTAS, NOSTALGIAS, AUSENCIAS.
DE FLORES Y BALAS COMO LA VIDA.
Poética existencia. Vida poética.

miércoles, 21 de diciembre de 2011

Mi padre y la navidad




Siempre me acuerdo de mi padre y como no acordarme si es el hombre que más he amado, si es el recuerdo más querido, si es la nostalgia que no cesa, si es como un río derramado.

Recuerdo sus manos fuertes, rudas, ásperas, las mismas que dejaban sobre mi cara cada mañana, la más suave de las caricias, en ellas iba su corazón, su credo por mi vida, su santa bendición.

Siempre me acuerdo de mi padre y mucho más en los tiempos de navidad, porque mi padre amaba la navidad, creía ingenuamente en el pesebre, en la estrella de belén, en la humildad del mesías, en nuestras tradiciones ya perdidas, en el abrazo de año nuevo y en la mesa compartida. Mi padre era un hombre de la navidad.

Siempre me acuerdo de mi padre y con él, de las misas de aguinaldo, de las tarjetas decoradas, de las visitas al compadre, de mi regalo en el pesebre, del pernil adobado todo el año en el corral de su campo paraguanero, de las visitas de año nuevo, de sus más fieros te quiero, de su alegría por lo querido, de su amor por lo perdido, por los que como él se nos fueron.

Recuerdo verlo bien vestido muy temprano en la tarde de algún 24 o de algún 31, con su olor fuerte a colonia, olor que llega siempre desde lejos con la brisa de mi tierra que siempre me acerca su vivo recuerdo, su mirada, su palabra, sus sabios consejos.

Siempre me acuerdo de mi padre, preparando el austero aguinaldo, en un sobre blanco para algún ahijado en alguna parte, en algún establo.

Lo recuerdo con su vaso de whisky, con su hablar ronco y fiestero, con sus cuentos interminables, con su mirada llorona, con su camioneta vieja, con los años por sombrero.

Siempre me acuerdo de mi padre, con su beso sobre mi mejilla, con su bendición salvadora, bienvenida, esa que siempre me acompaña, en los malos días, en las malas horas, esa que hoy me salva, de la mala entraña, de la mala luna, de la mala espada.

Siempre me acuerdo de mi padre, de las canciones compartidas, de las rancheras que tanto le gustaban, de lo vivido, de lo que llevo conmigo por todos los caminos.

Hoy en navidad me hará falta de nuevo, como la hermana que no está, como el compadre que está lejos, como la alegría que se fue con ellos, que ya no vuelve, que ya se ha muerto.

Siempre me acuerdo de mi padre, viejo y compañero.

Navidad es su recuerdo.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

MAGDA



Tu nombre nace del Arameo y es de origen Hebreo “aramí”, «de la tierra de Aram, uno de los nietos de Noé ») tu nombre generalmente es identificado con Migdal Nunnaya del Talmud, que está aproximadamente a una milla al norte de Tiberías. Se dice que María Magdalena nació en esa localidad.

Magdala como se le conoce, es un paraje de la antigua Palestina citado en la Biblia (en el Nuevo Testamento). Se asocia siempre con al menos dos lugares.

Tu nombre, también en Hebreo puede significar torre, pero es en sí, una Variante de Magdalena.

Magda, evocas entonces el lugar donde naciera María de Magdala o la Magadalena, aquella mujer que como nadie supo amar al Cristo que nos acompaña eternamente, y supo amarlo más allá de la humillación y el arrepentimiento. Amar como tu también nos amastes a todos nosotros.
Magda ese es tu nombre, nadie en esta familia lo tiene, y mira que en nuestra familia hay muchos nombres repetidos, y digo que nadie lo tiene, porque tu eres única, irrepetible, tienes de verdad una hermosa capacidad para llevarte bien con todos, sin hipocresía y sin cursiles abrazos. Tu eres quien más disfrutas de nuestros triunfos y alegrías por insignificantes que puedan ser, pero también eres quien más sufres cuando algo oscurece nuestro camino, es allí donde tu nombre se torna gigante otra vez, alto como la torre que lo describe.

Magda serás entonces, una torre de amor que se derrama.

Fíjate que te hablo en presente y es que no puede ser de otra forma, porque tu nunca te has ido y nunca te iras, sigues conservando una extraña y enigmática capacidad de aparecerte cuando menos te esperamos o cuando en esos días de torpes vuelos y caídas, nos hace más falta la mano y la palabra que nos saque del abismo que nos devora. Ahí siempre estás tú, Magda.

Magda es el nombre de mi hermana, y es normal que todos tengan o hayan tenido una buena hermana alguna vez, eso verdad y quizá nada extraño haya en ello, y fíjate que yo tengo además otras hermanas, pero es que tú eres distinta a todas las hermanas del planeta, no se bien porqué pero eres distinta, tu no eres hija de mi padre, ni tampoco de mi madre, tu simplemente sin tanta explicación eres Magda, la hermana de todos mis hermanos. Magda siempre la de todos.

A veces alguien me pregunta por mi familia, y yo los nombro a todos con alegría, pero dejo siempre un espacio para decir, ¡...ah también tengo a Magda..! ella es mi hermana que no ha muerto.







Andres Castillo