A Paraguaná
No culpo al humo
ni al fuego
de todas tus tristezas
ni a la arisca nube
ni a la tierra seca.
La corrosión del tiempo
plantó banderas
sobre tus casas
y sus hombres.
Fuimos nosotros
quienes olvidamos
el mar en calma
tu cielo de estrellas
y nos dispersamos
bajo la luna llena.
Al final de todo grito
quedará el mar
y el viento libre
gallardos otra vez
como al principio.
Poema de: Andrés Castillo