Si uno pudiese encarcelar la maldad,
el terror, el hambre,
el odio brutal de la guerra
en las líneas frágiles de un poema.
Si uno lograra dejar presa la astuta traición
la envidia, el rencor, la avaricia.
Escribiría el verso confiado
en el cerrojo puntual de las palabras.
Poema de Andrés Castillo