Encuentro

PALABRAS,SILENCIOS,AMORES, COMBATES, TRIUNFOS Y DERROTAS, NOSTALGIAS, AUSENCIAS.
DE FLORES Y BALAS COMO LA VIDA.
Poética existencia. Vida poética.

viernes, 17 de enero de 2014

es





Al que dice conocerme
le pregunto a cielo abierto
¿cuánto pesa mi tristeza?


Poema de Andrès Castillo

Sembrando en la niebla




La niebla 
es el Dios que nos contiene.

Una generación tas otra,
en absurda existencia,
cementerio de siglos
sobre nuestras cabezas.

La ruta del hombre es terca,
construyendo, edificando
buscando cavar la huella
sembrando 
                  en la niebla. 

 Al final 
en un instante
 la tierra se sacude del hastío
y nos borra con todo 
                     para siempre.




Poema de Andrès Castillo

lunes, 13 de enero de 2014

La herida que nos desgarra





 
 
"No quiero ver un dia manifestando
por la paz en el mundo a los animales.
Cómo me reiría ese loco día,
ellos manifestándose por la vida.
y nosotros apenas sobreviviendo, sobreviviendo". 
Vìctor Heredia

La feroz tortura y la crueldad de su muerte nos grita desde las entrañas de la tierra,  que una vez ahí, en ese mismo ruedo, estábamos nosotros, aterrados, temblorosos, a punto del martirio.

Ahí, en medio del frenético bullicio, millones de hombres, mujeres y niños, sintieron en sus lomos la absurda degradación que aún hoy define a muchos de nuestros “semejantes”.

Nada justifica la muerte y la tortura de estos “animales”, de ninguno, por la terca y rancia “diversión” de unos cuantos.

Nuestra especie sigue muriendo en otros destinos, también a mano de la locura “humana” que sí nos embiste con saña, pero ellos, ajenos a las aberraciones que aún permanecen, siguen ahí, carcomidos por la abérrate bestialidad que todavía nos sobrevive.

En sus ojos, en sus venas, en su piel, la huella del odio, del dolor, la huella estéril de una especie que escupe a diario sobre el universo.

Nada o poco podemos esperar de quien asiste a la asquerosa “diversión” de la muerte ajena.
En nosotros está el destino de un planeta distinto, menos cruel y trastornado.

No espero nada, nada, de quien celebra la muerte del indefenso, la del otro. 

Pero de quien es capaz de entender la vida y de defenderla por encima de su especie,  lo espero todo, todo, espero el grito y los pasos que hagan temblar la tierra para germinarla en siembras de bondad, espero su voz derribando “viejas tradiciones” y curando con su amor al universo de la enorme herida que nos desgarra.


 No al maltrato de la vida, de nadie.


Andrés Castillo