A TANGO
1 1. Mi punto de vista.
Continúas
decepciones
soledad
aburrimiento,
o más bien
mi amor por
los animales
me llevan a encariñarme
con mi perro
cada día más.
Esbelto
animal
de mirada
noble
y negro
pelaje
quien cumple
rigurosamente
con el adiestramiento
acostumbrado.
Cada tarde a
la llegada del trabajo
el animal
corre hasta la puerta
para
recibirme con afecto,
yo, de
inmediato
me inclino
para saludarle,
él,
obediente y gozoso
me da la pata
entre salto
y regocijo.
Al poco rato
damos inicio
al acostumbrado
entrenamiento,
al rutinario
encuentro.
Casi treinta
minutos diarios
son suficientes
para que aprenda
técnicas
y modele su conducta,
repetición y
premio
es lo
indicado en estos casos.
La jornada
canina incluye
el lanzado de
objetos a distancia,
que mi perro
busca emocionado
haciendo
sonar el hueso de goma
o la pelota,
cada vez lo
hace con mayor rapidez
y exactitud.
Ya mi perro ha
conseguido
hacer sus
necesidades a la hora exacta
y en el
lugar indicado,
no falta nunca
a su cena,
ya no derrama
el agua del recipiente
y hasta ha aprendido
a calmar sus ansias
e inapta
agresividad,
no daña las
cosas de la casa,
cada vez se
comporta mejor.
Mi perro es
muy inteligente
hasta parece
que comprendiera
las cosas de
mi mundo,
mis estados
de ánimo,
con todo lo
que eso significa.
Debo decir
que me doy
por satisfecho.
El entrenamiento surte efecto
dice mi perro satisfecho:
dice mi perro satisfecho:
mi solitario
aprendiz
cada tarde
me da la mano
buscando mi
pata con precisión
haciéndome reverencia
sin demora.
Ya sabe
lanzar la pelota
sin que
vaya a parar
a la casa del
vecino
quien siempre solìa
regresarla muy fastidiado
regresarla muy fastidiado
con rabia e
impotencia,
lo que tanto
me apenaba.
Mi solitario
amigo
cada vez es más
puntual
a la hora de
servirme la comida,
por fin
consiguió el envase ideal
para colocar
el agua
sin que esta
se derrame,
sabe la hora
exacta
que me
provoca hacer mis necesidades
y limpia
cada vez con mejor eficacia
todo el
patio donde suelo descansar
mis siestas
más queridas,
y así, sin
que nadie le dijera
èl buen hombre ha entendido
que debe
quitar de la casa
tanto mueble
innecesario
y objetos
peligrosos
que siempre
suelen estorbar.
Mi solitario
amigo
ya está casi
entrenado
para vivir el
tiempo de vida
que le resta.
Cada vez está
menos amargado
a la llegada
de su trabajo,
ya no arremete
contra los de su raza
cuando los
ve por la calle,
no se altera
al mirar el televisor
y comparte
más tiempo con sus hijos,
lo saco a
caminar para relajarlo
y él sigue
mi paso adecuadamente
viendo como
me comporto,
observo en silencio
como suele imitarme.
como suele imitarme.
Puedo verlo
feliz y complacido,
cada vez
sonríe más seguido
parece contento
este buen hombre,
me doy por satisfecho.
El
entrenamiento
ha valido la
pena,
es muy
inteligente y bueno
este ser
humano,
yo, he cumplido
mi tarea.
Està entrenado.
Poema de Andrès Castillo
Està entrenado.
Poema de Andrès Castillo